Muchos, dependiendo de la seriedad de la relación, tardan meses y hasta años en superar esa separación. Algunos, parecen que nunca podrán superarlo, causando que fracasen en futuras relaciones, por los traumas y heridas del pasado. La mayoría viven toda su vida con el corazón roto sin saber que esa puede ser la causa del por qué no están viviendo una vida bendecida y plena.
Cuando se trata de asuntos del corazón es un tema muy delicado para muchos y si no se maneja bien, puede arruinar la vida de una persona. Solo una cosa puede verdaderamente reparar un corazón roto y eso es una relación bien establecida con Dios. En las Sagradas Escrituras dice:
“Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón, y salva a los abatidos de espíritu”. Salmos 34:18
En este versículo podemos ver las promesas que Dios hace a los que Lo buscan. No hay razón para que llevemos estas cargas por nuestra cuenta, especialmente cuando se trata de nuestra vida sentimental.
Hemos visto a tantas personas «rotas» por sus relaciones pasadas, algo que no fueron capaces de superar. Esto se debe a que, para superar tal angustia, se necesita mucha fuerza de voluntad y la ayuda de Dios.
Pensé que nunca iba a ser feliz en mi vida sentimental
Desde muy joven tuve mi primera pareja y con ella tuve 3 hijos, pero a pesar de eso, le era infiel; esto me trajo muchos problemas en mi relación, hasta el punto de separarnos.
Esta situación provocó que cayera en el vicio del alcohol, drogas, estas y pornografía. Mi situación empeoró cuando me enteré de que un familiar había abusado de mi hermana menor. Ahí fue donde me llené de odio, por lo que esa persona había hecho en contra de mi hermana.
Así me encontraba cuando la madre de mi actual esposa, me invitó a participar en la Iglesia Universal. Ahí comprendí que lo que necesitaba era aprender a usar mi fe para poder resolver mis problemas. Hoy estoy libre de los vicios, del mal carácter y del odio. Participando de la Terapia del Amor, aprendí que no es bueno estar solo y que Dios podía darme a la persona correcta ¡y así fue! Dios colocó en mi camino a una gran mujer, que me respeta, me cuida y me ama. Además, me propuse en buscar el Espíritu Santo y cuando lo recibí, obtuve paz interior, alegría y fuerza, para seguir luchando por todos mis sueños.
•• Juan Carlos Sotelo y esposa