“¡Hola! ¿Todo bien? Con permiso, ¿usted me podría brindar una información? A mi me gustaría saber dónde queda el desierto…Sabe, aquel lugar medio sin nada ni nadie…¡Sí, sí! ¡Usted entendió correctamente! ¡Es para ahí mismo que yo quiero ir! ¿Me podría indicar el camino? ¿Sabe a dónde es? ¡Ah! ¿Es por ahí? ¿A dónde está aquella placa bien grande que dice “duda”? ¡Ah! ¡Solo mira! Hay otra placa muy grande que dice “resentimiento”. Señora…mire, allí hay otra placa.¿Qué es lo que está escrito en ella? ¿Está escrito “luchas gratuitas”? ¿Es eso mismo? ¡Estoy viendo varias placas! ¡¡Ah, sí!! ¡¡Voy por ahí entonces!! ¡Muchas gracias, señora! ¡Hasta luego!”
La semana pasada vimos que, a pesar de que el desierto es un lugar de crecimiento espiritual y personal, es un ambiente muy pobre en abrigo y confort mental. Cuando somos llevados por Dios para ese lugar, no hay cómo huir. Él sabe de todas las cosas y sabe muy bien que el mejor lugar en el que podríamos estar es allí. Lo que muchas no saben es que a veces van al desierto con las propias piernas y no por las manos de Dios. Ahí, tú debes estar pensando: “Quel!! ¡Qué absurdo es lo que estás diciendo! ¿Cómo es que alguien iría para un lugar así con las propias piernas? ¡Lógico que no! ¡Yo por lo menos no iría nunca!” ¿No? ¿Estás segura? Sin dudar, tú estás en el desierto porque quieres y Dios no tiene nada que ver con eso.
¡Mira solamente! Las mujeres, generalmente, van más fácilmente con las propias piernas al desierto. Eso es porque son mucho más (incluso diría que infinitamente más) sentimentales que los hombres. Tú andas en dirección al desierto por falta de sabiduría y terminas teniendo ciertas actitudes o alimentas ciertos tipos de pensamientos que llegan hasta a ti. Hace dos jueves atrás, se habló aquí en el blog y también en la Terapia del Amor, sobre esa sabiduría y lo que puede causar la falta de ella. Fíjate que esa sabiduría está disponible para quién la quiera. ¿Tú la quieres? ¡Entonces la obtendrás! Además, lo que sucede -y yo particularmente creo eso y voy a hablar de una manera muy irónica- es que las personas piensan que en el mundo espiritual las cosas son más fáciles que en el mundo terrenal. Ven aquí, déjame contarte un secretito: ¡no lo son! ¡Y ciertamente no lo son! Si para conquistar algo en el mundo es tan complicado y exige tanto esfuerzo y sacrificio, no esperes que con las cosas de Dios sea diferente. Buscar la sabiduría de lo Alto, requiere de mucha determinación. Antes de entender cómo hacer para salir de ese desierto, quiero mostrarte de que forma tú entrastes en él con tu propio caminar.
Mira, tal vez, tú estuviste en el propósito del Ayuno de Daniel y has buscado tener tu experiencia con Dios y hasta ahora no lo conseguiste. Tú lees los comentarios de las personas que tuvieron esa experiencia y te quedas comparando con esas personas que tal vez están hace poco en la iglesia y ya están tan cerquita de Dios. En tu cabeza, tú estás pasando por un desierto. Dios no te escucha, no te da atención y según tu opinión Él, incluso, ha sido muy injusto. Pero, te voy a decir una cosa: ¡fuiste tú quién entró en el desierto por voluntad propia! ¡Nadie te llevó hasta ahí! ¡Mucho menos Dios! ¡Por el contrario! Él está intentando mostrarte la salida y tú estás insistiendo en permanecer allí: en el dolor, alimentando los pensamientos de duda, pensando si realmente eres de Dios…¡En fin! Tú estás en un desierto, sí…¡Pero, porque quieres! ¿Qué se puede hacer al respecto? ¡Usa la fe racional! ¡Algo de lo que se habla tanto y es tan difícil de practicar!
Mira adentro tuyo y ve que es lo que impide que Dios entre y tome posesión de ti. Yo te garantizo que lo que Dios más quiere es revelarse para cada uno de nosotros. Si Él todavía no lo hizo, el problema ciertamente no está en Él. ¿Será que no es un rencor, un resentimiento que has guardado durante varios años? ¿Será que tú continúas andando con aquellos que solamente te contaminan, insistes en tener amistades y relaciones que no tienen nada que ver con tu fe? ¿Será que sigues siendo aquella persona orgullosa, mandona? ¿Será qué tú no eres el tipo de persona que delante de todos es aquella santa y todos piensan: “¿Cómo es que Fulana no recibió el Espíritu Santo todavía? ¡Ella es tan correcta!”, pero nadie ve lo que haces cuando estás sola, cuando nadie te está observando. ¿Quién eres tú cuando nadie te ve? Son esas cosas que tú debes observar, usa tu fe racional. La salida de ese desierto de no tener al propio Dios adentro tuyo, viene de tu pereza al no pensar qué es lo que te impide que eso suceda. ¡Amiga, entiende! ¡A Dios no le importa lo pecadora que eres! ¡A Él le importa si tú eres sincera! ¿Recuerdas la armadura de la fe? ¡Usa la Palabra de Dios!
Tal vez, tú piensas que Dios te colocó en el desierto porque estás pasando por un problema en tus estudios, en tu trabajo, tus sueños no se realizaron hasta el día de hoy, tienes un problema en tu noviazgo, con tus padres, con tus hijos. ¡En fin! Como dicen: ¡cada uno con sus problemas! Pero, tal vez tú estés pasando por todo eso y te sientes en el desierto; ¿sabes por qué? Por falta de algo tan simple que sinceramente es algo muy fuerte: ¡A ti te falta sabiduría! Mira que fantástico es este versículo bíblico:”Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5). ¡El Espíritu de Dios es la propia sabiduría! Ahora, relee el versículo de arriba y sustituye la palabra sabiduría por Espíritu Santo.
Si tú tienes Sabiduría, entonces tienes dirección para tomar ciertas actitudes y saber detectar pensamientos que no te suman en nada. Dios nos quiere dar esa Sabiduría para que podamos resolver nuestros propios problemas. ¡No entres más en desiertos por falta de sabiduría! Y si tú estás en uno y reconoces que solamente alcanza usar tu fe racional para salir, entonces cree y sale. ¡Para con esas dudas! ¡Deja de guardar rencor! ¡Decide liberar el perdón! ¡Decide eso! ¡Tú estás trayendo para ti misma luchas gratuitas! ¡Siendo que ciertas cosas son tan simples! ¡Hay cosas amigas que no dependen de Dios! ¡Dependen de ti! Simplemente agarra la llave, abre la puerta y sale. ¡Estar en el desierto puede ser tu opción! ¡Sé sabia!