En mi casa no teníamos ni para comer, pasamos por muchas necesidades, ya que el poco dinero que mi esposo ganaba no alcanzaba para nada, me encontraba desesperada por todas las deudas que tenía, ya no sabía qué hacer para conseguir dinero para pagarlas, el único que trabajaba era mi esposo y yo no tenía como poderlo ayudar.
Así llegué a la Iglesia Universal, participando de las reuniones aprendí a usar mi fe, hice votos con Dios y mi vida fue empezando a cambiar, pero yo no quería sólo un cambio quería una transformación total, por eso participé de la Hoguera Santa de Israel, presenté mi sacrificio en el Altar de Dios y el milagro sucedió.
Dios me dio las condiciones económicas para poder saldar la gran deuda que tenía, también mi esposo pudo conquistar su propio negocio.
Pero Dios no sólo me bendijo en eso, sino que, a través de mi prueba de fe, Dios me llenó de Su presencia, me dio paz y alegría.
Hoy somos dueños de 5 tráileres, 6 carros y nuestra casa propia, tenemos también empleados que trabajan para nosotros.
Sacrificar para Dios no es un peso, ni un desperdicio, mientras más doy en el Altar, Dios más me bendice.
» Dios transformó mi vida a través del sacrificio.»
“Mi fe me lleva a sacrificar porque sé que Dios siempre responde”.
Sra. Marlene Pérez.