En cada país hay su tradición… sin embargo, son cada vez más las personas capaces de hacer todo para que el año que iniciará sea mejor, más feliz y muy prospero.
En Ecuador como en muchas partes del mundo existen un sin numero de cábalas de n de año, las mismas con las que se espera atraer buena suerte, salud, amor, prosperidad, unión familiar, alejar malas vibras, etc.
El color de la ropa íntima, amarilla de preferencia, las doce uvas, la quema del año viejo, comer lentejas, comprar ropa nueva, la maleta, son algunas de las tradicionales cábalas que muchos ecuatorianos colocan en práctica.
El inicio de año, representa un nuevo ciclo. En el que se trazan nuevas estrategias para que los nuevos planes se cumplan. ¿Pensamiento positivo? Si, este nunca está de más, sin embargo, cada vez más personas necesitan una “ayudadita extra”, que, piensan ellas, las ayudarán a atraer “buenas energías” y para esto todos los aspectos son contemplados cuando no se pretende que el nuevo año llegué y todo continúe siendo exactamente igual.
¿UN AÑO DIFERENTE? ¿Qué usted espera del nuevo año si durante mucho tiempo ha practicado estos rituales y nada a cambiado? Si usted espera días mejores, entonces aprenda a controlar sus emociones, use la cabeza, deje de lado el concepto de la suerte y arremanguese las mangas. La vida es suya, su futuro no está escrito en las estrellas y nada cambia si usted no provoca esa transformación.
Apenas quien entrega la vida a Dios tiene la verdadera protección y el cuidado de lo que necesita, por esto, entregue los próximos 365 días a Aquel que puede transformar su situación: el Autor de la Vida. Dios.
La fe trae resultados
Como todos cada finn de año practicaba varios rituales para acabar con la mala suerte, entre ellos, agarraba una maleta e iba a dar la vuelta a la manzana, pero nunca viajaba, quemaba el año viejo esperando que lo malo también se extinguiera, pero esto no sucedía.
Aunque creía en la buena suerte y prácticaba algunas cábalas no conseguía atraerla, pues dentro de mí siempre cargué con traumas desde la niñez, porque mi mamá no pudo criarme y me dejó a cargo de una tía. “Eres una recogida” me decían humillándome.
Además sufría con insomnio y fuertes dolores de cabeza, que ni las pastillas me lo quitaban. En el amor tampoco tuve suerte, me casé y me separé después de varios años; me quedé sola con mis hijos, comencé a sufrir con depresión pues no sabía qué hacer, a veces nos acostábamos sin comer porque no había dinero.
Además sufría con insomnio y fuertes dolores de cabeza, que ni las pastillas me lo quitaban. En el amor tampoco tuve suerte, me casé y me separé después de varios años; me quedé sola con mis hijos, comencé a sufrir con depresión pues no sabía qué hacer, a veces nos acostábamos sin comer porque no había dinero. Sra. Carmen Nazareno | Templo de la Fe