Existen un sinnúmero de personas que escuchan hablar del Espíritu Santo aquí en la Iglesia, pero no lo valoran como Él se lo merece, y eso se debe a que, esas mismas personas que dicen valorarlo, creer y confiar ciegamente en Dios, al punto de tener un temor irreprochable hacia Él, no saben la importancia de lo que el Espíritu Santo representa en cada una de nuestras vidas.
He escuchado a muchas personas que han venido a preguntarme si podía interceder por ellas en mis oraciones hacía Dios, ya que desde su perspectiva creen que nosotros – los pastores y obispos – estamos más cerca de Dios que ellos, pero no se dan cuenta de que independientemente de lo que representemos, aquí, cualquier persona puede estar cerca de Dios y tener una relación íntima, entre Padre e hijo con Él.
Porque de la misma forma en que el pastor u obispo vive en este mundo, en el mismo país y en la misma ciudad que usted; también podemos decir que de la misma forma en que existen ocasiones en dónde usted es tentado por el pecado nosotros también lo somos, es decir, todos somos humanos y no somos diferentes a lo que ustedes son.
Entonces con esto quiero decir que cualquier persona puede estar cerca de Dios, pero para que eso acontezca es necesario que usted tenga Temor al Espíritu Santo, no sólo hacia Dios, sino también hacia el Espíritu de Él.
Creer en Dios es importante, confiar en Él también pero si usted deja de lado al Espíritu Santo no importa cuantos años usted permanezca dentro de la Iglesia usted no podrá estar verdaderamente cerca de Dios, a pesar de que usted de verdad quiera conocerlo y ser parte de él.
Primero busque, ame, confíe y tema a Su Espíritu y entonces podrá conocer sinceramente lo que representa tener una verdadera cercanía con Dios.