Este es el panorama que viven día a días los padres, la incertidumbre de saber si sus hijos andan en buenos o malos caminos. Pues no les queda más que estar trás de ellos las 24 horas del día.
La adolescencia está considerada como una de las etapas de mayor estrés para los padres. Los hijos atraviesan un momento difícil, en el que la rebeldía, el inconformismo, la crisis de identidad multiplican los conflictos. La preocupación de los padres por el futuro de sus hijos, su educación, la influencia de sus amigos, que no tomen alcohol, ni drogas, ni hagan mal uso del sexo, se añade al propio conflicto generacional.
Es por esto que muchos de ellos se desvían del buen camino, mientras que los padres creen que sus hijos están en el colegio recibiendo la educación necesaria para formarse como profesionales, esa “realidad” es totalmente diferente; muchos de ellos se escapan de las instituciones educativas para ser partícipes de diferentes actos que van en contra de su formación. Estos actos involucran alcohol, sexo, drogas y demás perversiones que atentan contra ellos.
Note usted, como a diario vemos en los noticieros que los miembros del orden -Policías- detienen a jóvenes drogándose e ingiriendo alcohol en parques, o peor aún detienen a adolescentes en fiestas “bailes” organizados por ellos mismos ¡y sepa usted que más involucran esos “bailes”!
Por otra parte también está el microtráfico de drogas en las escuelas y colegios, una problemática que viene desde hace mucho tiempo y que ha tomado fuerza en los últimos años.
En ocasiones, el mayor riesgo es que muchas veces los vendedores trabajan dentro de las instituciones haciendo que los alumnos distribuyan la droga o esperando en los exteriores en las horas de finalización de la jornada. Las escuelas no están exentas porque para algunas mafias es más sencillo y seguro reclutar a niños.