Hablar de sexo sigue siendo difícil. En 2009, el 90% de los adolescentes afirmaba que no tendrían tantos problemas con su sexualidad si tuvieran más información. Pese a los múltiples canales de información, el sexo seguía siendo un tema tabú en el ámbito familiar y escolar, y desde los medios de comunicación se proyectaba una realidad sesgada.
Ahora en el 2015 vemos que la juventud está cada vez más sumergida en temas de índole sexual y menos consiente en las responsabilidades que esto implica.
María (como llamaremos a nuestra entrevistada), explica que a pesar de que en las escuelas se hable de sexo de manera generalizada, no se ve ninguna diferencia, todo lo contrario, el número de compañeros iniciándose sexualmente aumenta.
“Mis amigos hablan como profesionales de sexo y cuando uno demuestra ignorancia, se convierte en la burla de todos, por eso hay que seguirles la corriente y hacer como si supiéramos de lo que conversan.”
El sexo como tema de conversación entre padres e hijos es casi inexistente en la actualidad, ya sea, por vergüenza, falta de tiempo o porque es considerado un tabú, el cual da como resultado que muchos jóvenes se informen por primera vez en la calle, por los amigos o por los medios de comunicación.
El mensaje que reciben los adolescentes de los medios de comunicación, es que el sexo está presente en todo. Los programas de televisión o los anuncios responden a la cultura de probarlo todo, de no esperar.
Además, las imágenes utilizadas hacen un alarde exagerado del cuerpo de la mujer que recalca que su figura es el protagonista de la persona. Estar a gusto con el cuerpo es otra parte fundamental de la educación sexual.
No obstante, la manera de informarse sobre sexo de chicos y chicas es distinta. Los chicos se informan más por internet y revistas pornográficas, mientras que las chicas lo hacen a través de revistas dirigidas a adolescentes. Sin embargo, todos ellos se encuentran ante un problema común: un exceso de mala información que aborda la sexualidad despojada de la parte afectiva, emocional y moral.
Cada vez más los adolescentes son conscientes de los peligros que entraña mantener una relación sexual sin protección. Concienciar tanto a los chicos como a las chicas de utilizar el preservativo es una tarea aún por hacer. El último censo realizado en el país reflejó que había cerca de 122.301 mujeres adolescentes entre 12 y 19 años embarazadas y que el 55,8% de ellas se mantienen unidas a la pareja pero no han contraído matrimonio.
Las consecuencias: el incremento del embarazo en adolescentes menores de 15 años en la última década es del 74%, mientras que en los mayores de 15 años alcanza el 9%. Esto contrasta con un análisis de nueve años atrás, en el 2004, cuando las mujeres empezaban a los 18 años su vida sexual y los varones a los 17, según la Encuesta Demográfica y de Salud Materna e Infantil (Endemain).
Los padres hoy en día mantienen una postura indiferente en lo que a sexualidad se refiere, dando como resultado: jóvenes sedientos de información y carentes de atención.