Guarde esto en su memoria y nunca lo olvide: Si Dios prometió, ¡Él cumplirá!
“Entonces Dios le dijo a Abraham: Con respecto a Sarai, tu esposa, su nombre no será más Sarai. A partir de ahora, se llamará Sara. Y yo la bendeciré, ¡y te daré un hijo varón por medio de ella! Sí, la bendeciré en abundancia, y llegará a ser la madre de muchas naciones. Entre sus descendientes, habrá reyes de naciones. Entonces Abraham se postró hasta el suelo, pero se rió por dentro, incrédulo. ¿Cómo podría yo ser padre a la edad de cien años? – pensó -. ¿Y cómo podrá Sara tener un bebé a los noventa años?” Génesis 17.15-17.
Amigo lector, guarde algo en su memoria y nunca más lo olvide: Si Dios prometió, ¡Él cumplirá!
Su Palabra nunca vuelve vacía. Dios a Abraham le hizo una promesa tan imposible que lo hizo pensar: ¿cómo sucederá? Pero, aún sin saber cómo, él creyó, obedeció y Dios cumplió lo que le había prometido
Gracias al poder de Dios hoy mi hija está sana y SIN NINGUNA SECUELA FÍSICA
Cuando mi hija nació el momento más feliz de mi vida se vio empañado con una terrible noticia, los doctores descubrieron que su brazo izquierdo estaba paralizado. Le hicieron minuciosos estudios y físicamente no encontraron ninguna anomalía; entonces el problema debía ser cerebral, así que la resolución a la que llegaron era la de hacer una exploración intracraneal, pero ésta era muy riesgosa para un bebé.
No pude aceptar firmar la autorización que eximía de cualquier responsabilidad al departamento médico, en caso de que algo saliera mal. En su lugar decidí encomendar la vida de ella en las manos de Dios.
Oré, use mi fe y esperanza, no dejé espacio para la duda, mi hija sería curada. Dios no me defraudó, con el pasar de los días el brazo se fue moviendo poco a poco, no hubo necesidad de realizar ninguna prueba invasiva. Después de un tiempo el pediatra confirmó, que su recuperación estaba completa. Hoy ella tiene nueve años, es una niña feliz y saludable. (Marlene e hija)