“Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.” Juan 10:23-26
Una semilla cuando es plantada, ésta se parte y de su interior sale un renuevo, o sea, la semilla muere para dar una nueva vida, pero ¿qué quiso decir el Señor Jesús con este ejemplo? Que sí Lo anhela en su vida, pero vive de acuerdo a lo que usted quiere y piensa, entonces su sufrimiento se alargará, porque nadie puede ser feliz sin Jesús; sin embargo, si la persona está dispuesta a hacer las cosas de manera que agrade a Dios, entonces ésta, tendrá una nueva vida que nacerá desde su interior y se extenderá al exterior, o sea, será una nueva persona.
Lo que el ser humano necesita entender es que, si quiere que de su interior nazca un nuevo ser, primero debe hacer morir su viejo ser.
¿Quién sería el viejo ser que debe morir? Ese ser que es orgulloso, que no tiene carácter, que no es honesto ni justo, que miente, que engaña, que es conducido por emociones, temperamental, que traiciona, que tiene malicia, que mira a todos de una mala manera, que juzga sin conocer a los demás, que pelea con todos, etc., pues si no muere, el nuevo ser no puede nacer en dicha persona, consecuentemente, el Espíritu Santo no podrá hacer morada en ella. ¿Cómo hacer morir lo viejo para que nazca la nuevo? Debe rendirse delante de Dios y reconocer con sinceridad que está mal, entonces el Padre le honrará.
Busqué ayuda tanto como pude, pero nada me devolvía mi paz
“Un día encontré un maleficio en mi casa, después de eso, no conseguía dormir, fui al médico, pero no me encontró nada, eso me generaba tristeza.
Por otro lado, le era infiel a mi esposa, eso provocaba fuertes problemas entre nosotros. La dejaba sola y me iba en búsqueda de amantes.
Mi estado de salud se iba deteriorando por lo cual visitamos a los brujos, ellos dijeron que había un “entierro” en mi casa.
Económicamente estaba mal, a veces no teníamos ni para comer, vivíamos en una casa de caña, el piso de tierra y cuando llovía todo se mojaba. Pasábamos vergüenza.
Mi cuñada invitó a mi esposa a la Iglesia Universal, ella fue, el pastor la orientó, me invitó y desde el primer día salí de la reunión diferente, empecé a dormir bien, fui liberado de todos los males. Cuando llegó la Campaña de Israel entendí que era mi oportunidad para alcanzar una vida plena.
Entregué mi vida por entero a Dios, renuncié a las amantes, a mi forma de ser y Dios comenzó a transformar todo, conquistamos una empresa, carro, casa, familia restaurada, pero lo más importante de todo, fue recibir el Espíritu Santo, fue así que mi esposa y yo pasamos a tener paz, alegría, equilibrio emocional, Él nos dio todo.”