“Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Señor Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.” 1 Reyes 18:36
El sacrificio es una honra para Dios, es para que quede probado en este mundo que Él es el Único y Verdadero Dios.
Note que Elías dijo: “por mandato tuyo he hecho todas estas cosas”, o sea, el sacrificio es un mandato de Dios.
Usted que es padre, ¿agradece o se siente honrado por su hijo cuando este le desobedece? ¿qué le produce la desobediencia de sus hijos? Seguramente se enoja, lo mismo siente Dios cuando no Lo obedecemos.
La palabra de Dios nos enseña que el “el hijo honra al Padre y el siervo a Su Señor, si yo soy Padre ¿dónde está mi honra? Y si soy Señor, donde está mi respeto”, este es el punto, nadie obedece a un desconocido.
De repente Dios ya le pidió hacer muchas cosas, y en el momento usted accedió a hacer todo como Él le pidió, pero a medida que pasan los días usted ahoga dentro de sí lo que Dios le mandó a hacer, colocando en primer lugar sus necesidades, así no consigue obedecer por sus “miles de razones” que la “justifican”, entonces, termina haciendo las cosas a su manera, por eso no consigue ver el Fuego de Dios en su vida.
¿Cuántas veces usted “entregó” su vida a Dios y hasta hoy nada sucede de extraordinario? Esa falta de respuesta es debido a que usted no está haciendo lo que Él le manda, usted está intentando persuadir a Dios dando otras cosas, pero nunca lo que Él pide.
Usted sabe lo que es un sacrificio, pero siempre intenta reemplazarlo por algo que no le cueste nada, que no le cause dolor, pero una cosa es cierta, no podemos engañar a Dios.
Este año no puede acabar y su vida continuar de la misma manera en que está en este exacto momento.
Amigo lector, su corazón, el mío, sus intensiones, la mías, sus pensamientos y los míos, todo esto está al desnudo ante la mirada de Dios, podemos esconder todo esto de las personas que nos rodean, pero nunca de Él, y es justo en este punto que muchos pierden la bendición de Dios, porque se vuelve una persona dura de corazón, insensible, porque Dios le habla y usted no quiere obedecer.
Se preguntará, ¿cómo saber que Dios está hablando con usted? A través de Su Palabra, permitiéndole que ella descienda a su corazón, y usted se disponga a obedecerla, esto es entregarse a Dios cien por ciento, sólo entonces el fuego de Dios descenderá sobre su vida.
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Participe todos los domingos de la Concentración de Fe y Milagros, a las 9H, en la Av. de Las Américas 305, Norte de Guayaquil o en la Iglesia Universal más cercana a su hogar y reciba la misma oportunidad que tuvieron cientos de personas, para poder cambiar el rumbo de sus vidas.