Me gustaría compartir con usted la experiencia que tuvimos hoy aquí en La Mana.
Estaba con dos evangelistas en una casa evangelizando cuando, de repente, escuchamos gritos y vimos personas llorando. Fui hasta allá para ver, y para nuestra sorpresa, un preadolescente de 12 años acababa de suicidarse ahorcándose.
Vimos el sufrimiento de la familia. Comenté con los evangelistas que desgraciadamente habíamos llegado tarde. Era cuestión de haber llegado 15 minutos antes, y podría ser que esa tragedia no hubiera sucedido. En ese mismo momento el Espíritu Santo habló conmigo que si yo hubiera tenido más discípulos eso no hubiera sucedido.
Seguramente, mientras que yo estaba en una casa, los otros hubieran estado en la casa de esa familia que hoy llora la pérdida de su hijo niño aún. Por el hecho de que el padre le dijo que no lo llevaría a Manabi, él dijo que se iba a matar. Pero nadie le dio importancia y él fue y se ahorcó.
Las fotos son de pocos instantes después de lo sucedido. La familia todavía estaba en shock, y otros, a los gritos.
En este Ayuno debemos colocar toda nuestra fuerza en formar discípulos y llevarlos al bautismo con el Espíritu Santo, porque así tendremos un ejército más fuerte y capacitado para deshacer las obras del diablo.