Es deprimente andar por ahí en los días actuales. Constantemente nos encontramos a nuestro alrededor con personas frías e indiferentes. Todos hablan de que el mundo debería estar en paz, pero ¿cómo puede estar en paz el mundo si es tan difícil lograr una sonrisa de una persona?
El problema está dentro de ella. Una persona que no conoce a Dios se siente vacía y vana. Muchos dicen que conocen a Dios, pero ¿cómo alguien que Lo conoce puede tener un semblante tan triste? ¡Es imposible! Cuando Lo conocemos, podemos incluso pasar por problemas, pero aún así, tenemos una sonrisa en el rostro.
Nuestros problemas son externos y pueden ser vencidos por nuestra fe. «El corazón gozoso alegra el rostro, pero en la tristeza del corazón se quebranta el espíritu». Proverbios 15:13
Querida amiga, si se encuentra siempre abatida y tiene dificultad para sonreír es muy probable que necesite conocer a Dios. Ir a la iglesia no significa que Lo conozca, tan sólo es donde oyes hablar de Él. En cambio, ese encuentro sólo se producirá cuando admita que necesita conocerlo.
Cuando lo hacemos, nos volvemos sabias, capaces de entender las cosas como ninguna otra persona en el mundo.
«En cambio, el que es espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado por nadie. Señor, ¿para qué le instruya? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo». 1 Corintios 2: 15-16
Nosotras nos convertimos en Sus hijas. ¿Consigue imaginarse siendo la hija del Altísimo? Empezamos a pensar como Él, a actuar como Él e incluso, nos volvemos parecidas a Él. Ésta es la razón por la cual dar una sonrisa es una tarea extremadamente fácil para nosotras. Las personas nos miran y piensan que no tenemos ningún problema. «Pero el que se une al Señor, es un espíritu con Él». 1 Corintios 6:17