Arnaldo, de 33 años de edad, creció sabiendo de Dios, pero sentía que era muy joven para seguirlo, “un profundo vacío residía en mi interior y tratando de llenarlo me sumergí en el mundo de las drogas. Cuando me di cuenta ya era alcohólico y adicto a la marihuana, hachís, cocaína, LSD, crack y juegos de azar”, comenta.
Por 14 años él estuvo sin rumbo, pero su madre nunca desistió, luchó por él en la Iglesia Universal y en el momento menos esperado aceptó la invitación de acompañarla; después empezó a asistir al Tratamiento para la Cura de los Vicio.
“No soporté más tanto sufrimiento y desde ese día mi mundo cambió. Dejé las drogas y me encaminé en el camino para una nueva vida. Me entregué en las manos de Dios, me bauticé en las Aguas y, poco después, recibí el Espíritu Santo, ese fue el mayor regalo”, añade.
Arnaldo dice que su vida fue transformada por Dios. Hoy, se dedica a llevar la Palabra que cambió su vida a otras personas.
Las drogas me llevaron a ser detenido por la policía y a recibir amenazas de muerte en dos ocasiones.
•• Arnaldo, 33 años.