“Porque el mandamiento es lámpara, la educación es la luz, y las advertencias de la disciplina son el camino que lleva a la vida.” Prov. 06:23
Dios es un Padre atento, Él sabe y provee cada una de nuestras necesidades. Esta fue una de sus características que me atrajo. Él sabía que yo tenía dificultad para expresarme y preguntar, Él se anticipaba, y me sorprendía con su amor.
Uno de sus más impresionantes conceptos es la familia. También es uno de los más atacados [eso no es una coincidencia]. Él creó a la familia con roles bien definidos.
El padre da los mandamientos – el orden, el temor, el respeto, es la figura modelo de la imagen de la autoridad.
La madre es enseñanza – con su habilidad educa, instruye, informa, influye en el comportamiento.
¿Sabe lo que pasa en una sociedad donde no existe esta estructura bien definida y formada? Caos en todos los sectores, es lo más catastrófico – seres humanos desordenados y vacíos. No saben a donde ir, algo muy parecido a las películas de zombis vagando en una escena apocalíptica. Puedo ver los ojos opacos, sin brillo, sin lucidez.
Parece algo tan claro – y es – como la propia Luz.
Los que siguen el consejo anterior, no tienen como equivocarse. Para quien obedece, no tiene manera de perder.
Pero muchos prefieren seguir el pirata GPS de este desastre de mundo.
Deciden poner la vida a trabajar, sin querer seguir las reglas que garantizan el buen funcionamiento, y haciendo caso omiso de las instrucciones de Aquel que creó todo en perfecta sincronía:
El mandamiento es una lámpara que hay que tener siempre a la mano, se hace visible en su carácter, en su equipaje.
La educación es la luz, tanto para usted como para los demás, es algo intocable, un tesoro que le guiará y te hará guiar a otros.
¿Quién está dispuesto a obedecer, lleva en su interior un dispositivo de aviso, una sirena interior que le avisa cuando se encuentra en peligro de tomar el camino que conduce a la muerte.
Estas herramientas sólo se conquistan cuando se es nacido de Dios (lámpara) cuando recibe el Espíritu Santo (Luz) y en la práctica de su fe en la obediencia a la Palabra de Dios.
Los niños que generamos son los que darán continuidad si deciden poner todo lo que reciben junto al corazón, la decisión que va a ponderar es siempre visible en cada decisión, el deseo, la actitud a tomar. Atado al cuello, será una advertencia para tratar de mirar hacia los lados o hacia atrás.
Es la garantía para quienes deciden con íntegro propósito llegar al final del día, y alcanzar la vida eterna.