Quiero hablarle a usted que ya fue oprimido, que pasó por una injusticia, que siente que nació con desventaja. Preste atención a esta verdad que lo liberará.
El apóstol Pedro escuchó que Jesús decía que cuando llegara a Jerusalén sería maltratado por los religiosos, arrestado, crucificado y asesinado. Jesús les hablaba a los discípulos para que ellos se prepararan para lo que estaba por venir, pero Pedro lo reprendió. “Y tomándole aparte, Pedro comenzó a reprenderle, diciendo: ¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca Te acontecerá. Pero volviéndose Él, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de Mí, satanás! Me eres piedra de tropiezo; porque no estás pensando en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.” (Mateo 16:22-23)
satanás usó la boca del apóstol Pedro para intentar inducir a Jesús a sentir lástima de Sí mismo. Ahora usted ya sabe de dónde viene ese espíritu de víctima. El origen es satanás. Es así como ese espíritu hace muchos grupos de personas hoy en día, que intentan agruparse en determinados rótulos, sintiéndose víctimas de opresores. Ese espíritu de víctima pone en la cabeza de las personas lo que satanás intentó poner en la mente de Jesús: “Pobre de Ti, pobrecito. Estamos aquí para ayudarte”. ¿Usted ya escuchó eso antes? Jesús no titubeó, ni dudó en ir contra satanás y su mensajero, que en ese momento era Pedro. Jesús enseñó que las cosas de Dios exigen que seamos fuertes para negarnos a nosotros mismos. Debemos comprender que el sacrificio es el camino hacia el éxito, hacia la victoria. Jesús sabía que la única manera de alcanzar Su objetivo era el camino de la cruz, sabía que eso sería doloroso, pero estaba preparado para negarse a Sí mismo.
El objetivo era más grande que el sacrificio que Él haría. Jesús sufrió abuso religioso, persecución, abuso político en las manos de los romanos y fariseos, abuso de autoridad y abuso físico. Él sabía lo que era la injusticia, lo aprendió a causa de las cosas que sufrió. Si usted comprende que las cosas que sufrió y sufre pueden enseñarle, liberarlo y convertirlo en una persona más fuerte, comprenderá que no es una víctima, sino un vencedor. Jamás se entregue a ese discurso de víctima.
Cuando usted comprende la Palabra del Señor Jesús, comprende las cosas de Dios y no la de los hombres. Pero no me pida que le rinda cuentas de eso. Lea Mateo 16:22 y presente sus quejas al proprio Señor Jesús.