Fui víctima de un trabajo de brujería. Siempre fui saludable, pero de pronto enfermé de epilepsia, me daban de tres a cuatro convulsiones al día. De tantos golpes que me daba al caer en el suelo por los ataques, me salió un tumor en la cabeza; tiempo después, surgió otro en el pecho, ambos eran malignos. Los médicos me daban pocas esperanzas de vida.
Busqué ayuda y fui a los brujos, me hice limpias, pero no tuve éxito.
Cuando me hablaron de la Iglesia Universal y del Poder de Dios, nació una esperanza en mí. Al obedecer su Palabra y al ser el a mis propósitos de fe, los tumores desaparecieron y fui sanada de la epilepsia.
Al escuchar de la Campaña de Israel, confié e hice una prueba con Dios. Recuperé mi negocio, compré una casa. Hoy sé que Dios existe, porque Él responde cuando demostramos nuestra fe.
•• Sra.Roselia Martínez