Millones de personas en todo el mundo sufren por los problemas familiares, de salud, de adicciones y económicos. El primer impulso es recurrir a las soluciones tradicionales. Pero qué pasa cuando todo lo conocido falla.
La angustia crece y se pierden las últimas esperanzas de luchar para alcanzar su objetivo y terminar peor que al principio
La búsqueda constante de una ayuda que nunca llega:
“¿Cuántos han buscado fuentes alternativas y ríos que están secos? Intentan ser felices sin relacionarse con Dios. Cambian de ciudad, de país, en busca de la prosperidad, se matan por tanto trabajar y, a pesar de todo lo que hacen, no tienen nada.
Otros, por ser infelices en el matrimonio, piensan que consiguiendo un nuevo cónyuge serán felices, y ya están en la tercera relación y el fracaso es el mismo.
Son enfermos que ya fueron a todos los especialistas, cada día están más consumidos por una enfermedad sin cura. Las fiestas, las drogas, el alcohol, los viajes, el “disfrutar la vida”.
Esa ha sido la búsqueda incesante por un poco de agua que sacie la sed del alma, y lo peor es que esas personas están más vacías, más deprimidas y muchas incluso desean la muerte.
Todo eso sucede porque no quieren ver y reconocer el problema real, pues el espíritu de orgullo del pasado, está en muchas personas en la actualidad. Prefieren engañarse intentando buscar fuentes secas, que rendirse a Aquel que tiene agua viva para dar”.
“Elías les mostró el motivo de tanto sufrimiento: ‘Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el Altar del Señor que estaba arruinado.” (1º Reyes 18:30).
Mientras su Altar esté en ruinas, su vida estará igual. Este representa la comunión con el Altísimo.
¡No permita que el orgullo y la arrogancia lo hagan sufrir más! Restaure su Altar, arrepiéntase y verá el fuego de Dios, que es el Espíritu Santo, descender sobre su vida y restaurar todo lo que fue destruido. “Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que Yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” (Juan 4:13-14)”.
El dolor que sentía en la espalda era insoportable
Repentinamente empecé a sentir un dolor crónico en la espalda, con el pasar de las horas se iba intensificando cada vez más, se me hacía muy difícil agacharme con normalidad a causa del dolor.
Llegué a participar de la Reunión de los Casos Imposibles, aún sintiendo el malestar.
En el momento de tocar el Manto de los Imposibles usé mi fe, y en la oración determiné que iba a salir curado y así aconteció, pocos instantes después pude notar y hacer los movimientos que no podía realizar, percibí que el dolor ya no estaba más. Me siento muy bien.
Todos los sábados se realiza, en la Iglesia Universal, el Ayuno de los Casos Imposibles, a las 7H, 10h y 18h30. Porque sólo a través de un ayuno, enfocado en situaciones imposibles es que surgirá la, solución en su vida. En la Av. de Las Américas 305, norte de Guayaquil.