La fe es la herramienta más importante en la vida del ser humano. Cada área de su vida necesita de ella para mantenerse de pie: matrimonio, salvación e incluso la vida económica. De la misma forma que el organismo necesita tener una inmunidad alta para estar saludable y evitar enfermedades, así también, es la fe.
En cuanto ella esté en alta, remueve montañas, cambia vidas, hace que el milagro suceda, trae victorias, si estuviera en baja, derrotas y dudas.
Por ese motivo, el diablo trabaja día y noche para anular su fe. Sólo así él conseguirá destruir su vida. Para que él no alcance ese objetivo, la Palabra de Dios deja un consejo: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?” 2 Corintios 13:5
Yo no acepté perder a mi hijo por causa de un vicio
Como madre hice de todo para ayudar a mi hijo y aunque lloré muchas veces no desistí.
Cuando mi hijo tenía quince años, me di cuenta de que él consumía drogas y que lo había hecho durante tres años. Eso generaba peleas entre hermanos y la vida en familia era un caos. Un día en una pelea con su hermano, Eduardo sacó un cuchillo para defenderse y estaba totalmente fuera de sí, él ya no raciocinaba correctamente, no pensaba en las consecuencias, sólo le importaba buscar dinero para solventar el vicio.
En medio de tanta desesperación busqué ayudar a mi hijo con psicólogo, centros de salud y clínicas de rehabilitación, incluso dijeron que, si él no dejaba el vicio, tendría que usar sonda el resto de su vida.
Llegué al punto de esconderle las cosas en casa porque todo se perdía. Por otro lado los médicos me detectaron hemorragias internas y me extirparon el útero, pero el peor problema que yo tenía era la angustia de ver a mi hijo cada día más perdido, incluso, hubo un tiempo en que no llegó más a la casa, pasó a vivir en la calle, eso era un sufrimiento tan grande que lloraba mucho, sin embargo, yo no aceptaba esa situación, pues no había pasado tantas necesidades para mantener a mis hijos y después de todo perder a uno en las drogas .
En esa situación llegué a la Iglesia Universal y empecé a luchar por mi hijo, por momentos sentía que quería desistir, pero un día entendí que para ayudarlo, primero, yo debería estar bien, pasé a cuidar de mi vida espiritual, me bauticé en las aguas y luego recibí el Espíritu Santo, Quien me dio paz y fuerzas. A través de la fe con sacrificio mi hijo pasó a frecuentar la Iglesia, fue liberado del vicio, y hoy gracias a Dios es un joven totalmente diferente, no fue fácil, pero un día él entendió que sólo Dios podía ayudarlo, pasó a obedecer, se bautizó en las aguas y también recibió el Espíritu Santo. Hoy tenemos paz y nuevas perspectivas de vida, gracias a Dios.
Participe en la Concentración de Fe y Milagros que se realiza todos los Domingo en el Templo de la Fe, Av. de Las Américas 305 norte de Guayaquil. Los horarios son 7H, 9H30 o cualquier iglesia universal mas cercano