Imagínese a Dios, deseoso buscando ininterrumpidamente a alguien para mostrarse fuerte en su vida.
Dios pasa sus ojos por toda la tierra, en la tentativa de encontrar a alguien que tenga un corazón totalmente de Él. Si fuese fácil encontrar, Él no necesitaría buscar tanto. En la primera mirada ya encontraría. Si no era fácil en aquel tiempo, ¿imagínese ahora? Sin embargo, Él continúa buscando.
Él quiere mostrarse fuerte en la vida de alguien. ¿Ya pensó en eso? Dios quiere mostrarse fuerte en su vida. Esa es la voluntad de Él. Pero para eso, su corazón tiene que ser totalmente de Él. Totalmente es totalmente. No es 90% ¡No! Es totalmente entregado a Su voluntad. Con el propio Dios queriendo mostrarse fuerte en su vida, ¿quién lo detendrá?.
Todo estaba mal en mi vida, por eso no deseaba vivir más…
Los problemas comenzaron desde mi infancia. Recuerdo que mi padre estaba en los vicios y cada vez que se emborrachaba golpeaba a mi madre a demás de maltratarla verbalmente.
Él trabajaba, pero lo poco que ganaba era para sustentar su vicios y no a la familia, debido a eso tuve que empezar a trabajar a los 11 años, para ayudar a solventar los gastos básico dentro de casa. Trabajaba en un lugar donde era maltratada verbalmente, además de ser explotada.
A los 16 años conocí al hombre de quien me enamoré y me hice de compromiso, pero aquella alegría duró poco, porque pasé a sentirme depresiva a causa de estar lejos de mis hermanos y padres, pasaba llorando y no comía, mi esposo intentaba hacerme feliz, pero no lo conseguía. Para intentar aliviar ese dolor del alma comencé a tomar para de alguna manera llenar ese enorme vacío que sentía. Empecé a sufrir con insomnio, sentía algo que me roía en el estómago, fui a muchos médicos, ingería medicamentos que no resolvían mi problema.Escuchaba voz que me decían que me mate,y lo intenté de varias maneras.
Mi esposo comenzó a tomar porque no soportaba mi situación.
En una de esas noches, sin poder dormir, vi el programa de la Iglesia Universal y decidí ir.
Desde el primer día salí de la reunión en paz y con la seguridad de que todo cambiaría. Empecé a participar de las cadenas de oración y fui liberada de todo los males que tenía, el deseo de suicidio, el insomnio, la migraña, las enfermedades simplemente desaparecieron. Pero la decisión más importante que tomé fue la de entregarme completamente al Señor Jesús, me bauticé en las aguas y empecé una nueva vida, recibí el Espíritu Santo y con Él vino la verdadera felicidad, paz,alegría, ganas de vivir y nuevas perspectivas. Mi hogar fue restaurado, conquisté mi propio negocio. El Espíritu Santo es todo en mi vida. (Sra. Carmen Guzmán)
Participe en la Concentración de Fe y Milagros y aprenda cómo mantener un pacto con Dios, todos los domingos a las 9H, en la Av. de Las Américas 305, norte de Guayaquil o en la Iglesia Universal más cercana a su hogar.