Para ser un mejor hombre, hay tres hábitos que lo pueden ayudar a lograr metas en su vida diaria y a tener éxito en todo lo que haga. Los hábitos fundamentales para ser hombre de éxito son:
• Aprender a oír: El que escucha es humilde. Este hábito es muy raro en un hombre, pero usted necesita aprender a oír si quiere tener éxito.
Las personas orgullosas piensan que lo saben todo, pero humilde es aquel que reconoce que no sabe y necesita informarse. Esté listo para escuchar y para aprender.
• Pensar antes de hablar: El hombre vale por la palabra que tiene. En el pasado cuando un hombre hacía un acuerdo con otro, le daba su palabra. Pensar antes de hablar, significa saber cuándo hacerlo y cuándo no.
• No dejarse llevar por el enojo: Un hombre que nunca se enoja, es pasivo con los que lo rodean y acepta todo. Es por eso que termina humillado y avergonzado. Pero si se deja llevar por el enojo, se convertirá en una persona temperamental, eso hará que nadie soporte estar cerca suyo.
Soñaba con tener mi casa propia, pero no tenía condiciones para pagar
Soñaba con tener mi casa propia, pero era imposible ya que los Bancos me pedían un valor de entrada, pero no tenía condiciones para pagar.
Buscaba en varios bancos y agencias que me pudieran ayudar, toqué en varias puertas y todas me decían que no podían, ‘regresé cuando tenga el valor de la entrada’, pero no me desanimaba y seguía en la lucha. Participando en el Congreso para el Progreso, determiné que tendría mi casa y con el paso de los días llegó la confirmación; recibí una llamada de una agencia, en la cual me dijeron que todos mis documentos estaban en orden y que podía buscar la casa que quisiera, sin necesidad de un valor de entrada. Dios preparó todo, cada detalle. Hoy tengo la casa que tanto soñé gracias a Dios. Sra. Carolina Fernandes
¿Las puertas en su vida económica están cerradas, ya ha intentado de todo y está cansado de vivir en la misería?, participe este lunes del Congreso para el Progreso, a las 7h, 10h, 12h, 15h y 19h, en la Iglesia Universal más cercana a su hogar, porque las Puertas que Dios abre, nadie las puede cerrar.