¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.” (Romanos 14:22-23).
¿Tienes tú fe? En los días de hoy al hacer esta pregunta todos dicen que si, pero ¿por qué la fe que muchos dicen tener no les ha dado el resultado que esperan? ¿Por qué esa fe no les transforma sus vidas? Esto se debe a que han creído en Dios a su manera, tienen dudas y eso no los deja entregarse cien por ciento, y donde hay duda no hay fe.
Quien realmente cree, cree al cien por ciento, no al noventa y nueve por ciento.
Todo lo que no proviene de la fe es pecado pues se debe obedecer y practicar la Palabra de Dios y eso sólo se logra por la fe.
Muchos cuando buscan el Espíritu Santo se preocupan en recibir el don de hablar en lenguas, pero eso no es lo más importante que recibirán, cuando se es bautizado con el Espíritu Santo se recibe una fe pura, genuina y verdadera.
Quien desee recibir esa fe debe entregarse:
En cuerpo, quiere decir, abandonar los pecados, sus deseos y voluntades para hacer la voluntad de Dios.
En alma: no ser movido por sus emociones, colocar a Dios en primer lugar.
En espíritu: entregar todos sus conocimientos, sus convicciones en las manos de Dios y dejar que Él le dirija.
¿Quiere recibir esa fe al cien por ciento?
Para esto debe recibir el Espíritu Santo, sólo así pasará a vivir de fe en fe.
Es a partir de ese momento que el ser humano comienza a depender de la fe, a tomar actitudes con la firme convicción de que Dios está de su lado, sólo entonces ya no habrá lugar para las dudas, desconfianza ni incertidumbre.
“¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios”, note que el consejo en el versículo bíblico es claro, su fe es servicial principalmente para usted, úsela en su favor, apenas porque cree en lo que está escrito en la Palabra de Dios; la fe es algo personal, no intente hacer que los demás crean en lo que usted cree, porque su fe es un don divino, algo totalmente diferente, que nos lleva a la realización de nuestros objetivos y sueños.