Enfermedades, pleitos, deudas, vicios, miseria; parece que todo va a mejorar con el transcurso de los días pero el escenario sólo empeora. Usted comienza a preguntarse: ¿Qué hice mal? ¿En qué me equivoqué? ¿Por qué me pasan estás cosas a mí? Se siente desesperado(a) y no ve el fin de sus problemas. Comienza a pensar que ya nada va a cambiar y que es mucho mejor la muerte.
Entonces, usted cree que ¿en verdad hay un problema sin solución? ¿Un problema que no tengan? ¿Incluso para Dios?
La respuesta a esa pregunta sólo usted la tiene y es por eso que para encontrarla sólo debe participar del Día del Fin, que tendrá lugar en todas las Iglesias Universal del país este 26 de febrero. Usted puede transformar su vida y decidir no sufrir más a causa de un determinado problema o circunstancia. Y esa decisión requiere de un instrumento valioso e indispensable llamado Fe. Una de las maneras para poner en práctica su fe es participar de este evento en donde juntos determinaremos el Fin de sus problemas.
Del fondo del pozo a la cima de las conquistas
Mi vida era un tormento. Sentía mucha angustia y tristeza, a causa de que mi vida familiar era un caos. Mi esposo era drogadicto, tomaba mucho y era mujeriego y soporté ese tormento por ocho años. Mi salud tampoco era buena, los doctores me detectaron un tumor en las trompas de Falopio y para empeorar las cosas estaba en la miseria. En pocas palabras creía que mis problemas no tenían fin.
Pero todo este tormento terminó cuando llegué a la Universal y entendí que a través de mi fe todos mis problemas tendrían un Fin. Recibí el milagro de la cura, luché por mi familia y ésta fue restaurada, los problemas económicos fueron vencidos porque Dios dio la solución, Él sacó la miseria de mi vida, conquisté una tienda de ropa, un salón de belleza, una casa y un carro propio y no sólo yo fui bendecida sino también toda mi familia.