La rutina es algo muy importante para la vida de todos. Pero si por un lado puede disciplinar conductas, por otro lado, también permite que la vida se torne algo sin novedades ni descubrimientos.
Todo pasa a ser igual, es una secuencia que se repite a lo largo de los días: el mismo camino para el trabajo, el mismo menú en el almuerzo, la misma conversación con los colegas, etc. En este contexto, habrá quién pierda totalmente la motivación profesional y ejecute sus tareas apenas por el hecho de que necesitan ser realizadas. Es el llamado piloto automático. Esa condición, que afecta tanto a jefes como subordinados, trae serias consecuencias para la carrera de quien entra en ese “lazo” de calma.
El exceso de tareas, la falta de perspectivas del futuro y de convivio con personas diferentes, no realizar las actividades que le gustan, no cuidar de la salud física y emocional, son factores que pueden llevarle a eso.
Una de las consecuencias más común para quien entra en ese proceso es la estagnación: no desarrollarse, ni crecer y no conquistar sus sueños y objetivos.
¿Por qué cambiar?
Usted debe ser autónomo, un desbravador de caminos. La mayor tarea de un ser humano es ser líder de sí mismo. Eso es ser libre. La gran diferencia entre jefes y líderes es que los líderes están presentes de cuerpo y alma en todo lo que hacen. Ellos no hacen por hacer, no hablan por hablar. Saben la hora de actuar y cómo hacerlo.
Congreso para el Progreso
Si usted está sin motivación y perdió sus metas de vida, participe del Congreso para el Progreso este Lunes en la Iglesia Universal más cercana a usted.
El fracaso era algo común en mi vida…
Mi padre nos abandonó, mi mamá trabajaba mucho. A los 8 años tuve que empezar a trabajar y con mucho esfuerzo estudié. Me separé del padre de mis hijos. Trabajaba duro pero el dinero no alcanzaba; pensé que estaba condenada al fracaso. A pesar de tener una Licenciatura y un Postgrado no me sentía realizada en ninguna área. Al llegar a la Iglesia Universal participé en el Congreso, decidí colocar en práctica lo aprendido, sacrifique y pasé a tener objetivos, conquisté varios negocios, carros, casa, edificios, me volví a casar, pero mi mayor conquista es el Espíritu Santo, Él me dio paz, alegría, seguridad y visión para conquistar.
•• Empresaria – Isabel Casas