Usted ya debe haber oído muchas veces en las noticias una expresión conocida como “fuego amigo”. Se utiliza entre militares en guerra y se refiere a los ataques sufridos por los amigos o aliados, y pueden ser accidentales o totalmente premeditados.
Ese tipo de asalto, más allá de doloroso es responsable de muchas bajas en los ejércitos.
Sin embargo, no piense que el fuego amigo solo existe en las trincheras de los soldados. Es constantemente visto en otro contexto: nuestra vida cotidiana.
A lo largo de los años (¡y ya son muchos!), tengo presenciado a mucha gente decepcionada por esas situaciones.
No son pocos los que salen de la Iglesia, pierden la fe o los que son difamados, y terriblemente perjudicados a causa de intrigas causadas por personas que antes eran de su total confianza.
Gente que se hace pasar por amiga, pero tiene la malicia escondida en el alma. Todas sus acciones son fríamente calculadas.
Observe que los mayores ataques que la Obra de Dios ya sufrió no fue por parte de desconocidos, sino por parte de aquellos que vivían dentro de ella. El dolor de la prisión y muerte del Señor Jesús no fue iniciada por un desconocido, pero por un amigo.
La peor guerra de David no fue contra Saúl, pero contra su pueblo aliado a su propio hijo, Absalón.
Personas que sufren enfermedades auto inmunes saben muy bien que es eso. Las células inmunológicas, que debían unirse a las demás para proteger el cuerpo, deciden atacar al propio organismo.
¡Y, atención! Si usted está viviendo un momento muy bueno, prepárese para el asedio de muchas personas. Hasta lograr saber quien es realmente sincero (¡tarea muy difícil!), lo mejor es blindarse.
Lamentablemente, vivir esa realidad de conflicto y peligro constante entre conocidos es desgastante. Pero, hace parte de nuestra existencia. ¿Cuántos fueron grandes amigos un día, pero se convirtieron en los mayores adversarios?
¡Pero, tranquila! Menos mal que no todas las personas tienen esa pésima índole, solo algunas. Y esas eligen usar toda la inteligencia para lo malo.
Esté apto para evaluar, prever, precaver y, aún así, recibir “muchos balazos” en las batallas provenientes del fuego amigo.
Es absurdo cerrar los ojos y pensar que la vida no es así o que eso solo pasa con los demás y no con usted!
¿Qué hacer para evitar esa clase de problemas? Comparta con las lectoras y ayude a quien enfrenta ese dolor.