Piensa en tu visión física, ¿cuándo la usas y cómo lo haces? Medita un poco, pues todo lo que estamos acostumbrados a hacer mecánicamente, rara vez le damos el valor debido o paramos a pensar en cómo es.
Si ya pensaste entonces con seguridad llegaste a esta conclusión: primero nos enfocamos hacia el objetivo –lugar o persona– (dirigimos nuestra visión) y, en seguida creemos (confianza) en aquello que nuestros ojos ven.
Ora, este mismo proceso se aplica a nuestra visión interior o intelectual.
En primer lugar: habrá una orientación previa, debemos enfocar EN DIRECCIÓN de una determinada área u objetivo.
En segundo lugar: debemos tener plena CONFIANZA en lo que deseamos o que nuestro intelecto proyectó. Sin estos supuestos difícilmente verás aquello que tu visión tema en realizar, por eso concéntrate, pues tu realización depende sólo de la forma en que la quieras ver.