“Mi infancia fue marcada por la separación de mis padres y en la adolescencia tenía un odio tan grande por mi padrastro que ya no quería estar en casa.
Comencé a frecuentar cementerios, pues ya no creía en Dios, sino en los demonios y en homenaje a ellos me realicé varios tatuajes, pues sentía placer en el dolor físico.
Entré en estado de depresión y empecé a escuchar rock satánico, eso me llevó al deseo de querer suicidarme, me lanzaba sobre los carros, subía a los puentes, pero no lo lograba. En el último intento de suicidio, quedé internada en el hospital, no podía alimentarme y mientras estaba con sueros, mi madre comenzó a frecuentar la Iglesia Universal y a luchar por mí, orando, haciendo votos, propósitos, etc.
Cuando salí del hospital, lo primero que hice fue ir a la Iglesia y participar de las reuniones de liberación, me entregué por completo a Dios, me bauticé en las aguas y luché para conquistar el Espíritu Santo, quien transformó mi vida al 100%.
Hoy soy una mujer llena de paz, alegría, ya no guardo odio en mi corazón; la relación con mi mamá es muy amena, pues llevo dentro mí la Alegría Completa que sólo en Dios pude encontrar.
“Tuve depresión, escuchaba rock satánico e intenté varias veces suicidarme… Pero mi vida cambió cuando me liberé de esos males”
•• Gabriela Lima