Grace Fidele Ngomooh Ndjock vivió toda su vida en la República de Camerún, su tierra natal, hasta el día en que fue diagnosticada de un cáncer en el esófago. Este tipo de tumor maligno surge con mayor frecuencia en personas con más de 50 años. Según el Instituto Nacional del Cáncer (INCA), cuando viene, trae consigo dificultades para tragar, pérdida de peso – resultado de una alimentación insuficiente -, dolor en el pecho – no relacionada al acto de comer -, entre otras complicaciones.
Fue lo que le sucedió a Grace. Aún con el apoyo de la familia, que se movilizó para alcanzar una solución para el problema, su situación solo empeoraba.
En el 2012, se mudó a Lugano, en Suiza, para tratarse. Durante 3 meses, la camerunesa quedó en coma, llegando a pesar solo 32 kilos y con el cuerpo cubierto de heridas. Los médicos llamaron a los familiares y les dijeron que se prepararan para lo peor, pues ya habían hecho todo lo que podían. Según ellos, le quedaba poco tiempo de vida – aproximadamente 24 horas. Sin embargo, vea lo que la fe puede causar en la vida de los que creen, cuando es colocada en práctica en la Persona correcta: el Señor Jesús.
"Mi cuadro clínico estaba empeorando a cada día, entonces, en octubre del 2012, el equipo médico decidió que yo debería internarme, lo que sucedió de inmediato, pues ya no lograba comer absolutamente nada ni respirar naturalmente. En el hospital, comencé a hacer las sesiones de quimioterapia y, después de la segunda dosis, entré en coma. Todos ya estaban esperando mi muerte, pero una de mis hijas, que ya frecuentaba la Universal, aprovechó la campaña que estaba sucediendo en la Iglesia: la Hoguera Santa de Israel. Ella subió al altar determinada a cambiar la situación y sacrificó todo lo que poseía.
Pasadas algunas horas, después del sacrificio de mi hija en el altar, salí del coma. Cuando ella volvió al hospital, yo ya estaba despierta y comencé, para sorpresa de todos, a recuperarme. Quedé internada durante 1 mes más para fortalecerme. A cada día que pasaba mi situación mejoraba. El cáncer, que ya estaba esparciéndose por todo mi cuerpo, desapareció, y hoy estoy curada.
Salí del hospital y vine a la Universal a agradecerle a Dios por el milagro que Él hizo en mi vida, y ahora Le entregué mi vida a Jesús. Hace cerca de 2 meses participo todas las semanas aquí en la Universal en Lugano, en Suiza.
¡Gracias, mi Dios, por el milagro que realizaste en mi vida!"
Grace Fidele Ngomooh Ndjock