Cómo ser admirable
El otro día me preguntaron cuál fue el momento en el que me sentí más orgullosa de mi papá y, pensando en la respuesta, me acordé de momentos en casa, en la mesa de la cocina, bajo el sol en el balcón, en la silla de su oficina, en la alfombra de su habitación, en los aparatos del gimnasio.
Mi papá habla sobre la Obra de Dios todas las veces que almorzamos, merendamos y cenamos juntos. Cuando el sol sale en San Pablo, él se queda en el balcón de nuestro departamento meditando en la Biblia. Mi papá siempre se sienta en su oficina tanto para leer la Palabra de Dios como para escribir al respecto y, desde ahí, llama a sus compañeros y les habla sobre la Obra de Dios. A veces lo veo de rodillas sobre la alfombra de su habitación, orando. Todos los días a la mañana, inmediatamente después de su programa de radio, mi papá persevera con su entrenamiento en el gimnasio y cumple su deber con su cuerpo.
Las personas piensan que lo más impresionante que mi padre conquistó es lo más admirable sobre él, pero yo digo: mi papá es una persona admirable y, por eso, él hace lo que es admirable.
Es en las pequeñas rutinas del día a día que podemos
ver las grandes cualidades de una persona de Dios… su dedicación a su Llamado, su dependencia de Dios, su Fuente de inspiración, su celo por la Obra, su perseverancia en los momentos más difíciles, su amor en la práctica y su fe que confía.
Solo quien es admirable puede hacer lo admirable.
Solo quien se conduce como alguien extraordinario puede tener lo extraordinario.
Y usted solo es admirable si es todo lo que conquista dentro de su casa también.
¡Feliz cumpleaños Universal!