Matrimonio fracasado, salud comprometida, mente preocupada y ansiosa, son la evidencia de que su vida es una carga muy pesada para sí, pues usted habría querido que todo fuera diferente a lo que normalmente está acostumbrado a ver, sin embargo, todo parece seguir igual o peor…
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Aquel que sufre física o emocionalmente ¿cuánto desearía que todo fuera diferente? Sin dudarlo se cambiaría por otra persona saludable o llena de paz, sin embargo, finalmente se auto convence de que la vida es así mismo, y sólo debe soportar, aunque en el fondo se pregunta ¿qué puedo hacer para tener una historia diferente?
Debido a esa problemática es que en todas las Iglesias Universal del país se realizará la Hoguera Santa de la Diferencia, la que será realmente ‘diferente’, pues el objetivo es que usted sea lleno del Espíritu Santo, se torne siervo, porque la Palabra de Dios garantiza que si alguien Lo sirve el Padre le honrará.
Aquellos que desean hacer la diferencia en este mundo, deben tratar a Dios con reverencia y honrarlo, porque Él prometió: “Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.” (Malaquías 3:18)
El Señor Jesús era alguien simple, pero no común, por eso Sus hechos y carácter eran extraordinarios. Eso quiere decir que sólo Él es capaz de hacer toda diferencia en su vida.
Hoy en día muchos viven una vida diferente de lo que la Palabra de Dios promete.
Buscan prosperidad y viven en la miseria, buscan salud y están enfermos, buscan la paz y se encuentran desesperados. ¿Por qué? Porque la promesa de Dios es para quien Le sirve.
¡Es tiempo de hacer la diferencia!
“Desausaciada por un cáncer y sin perspectiva de vida”
«Cuando formé mi hogar tuve tres hijos, vivíamos en la miseria; me separé, luego me diagnosticaron cáncer en el útero y pensé que todo se acabaría para mí.
Por una mala aplicación del tratamiento, perdí la voz y quedé en coma, cuando reaccioné, me mandaron a casa, me daban un mes de vida. Perdí mucho peso, mi aspecto era esquelético, mi piel comenzó a podrirse y apestaba. Todos me dieron la espalda.
En aquel tiempo mi hijo de nueve años vio un programa de la Iglesia Universal, desesperado llamó y en ese momento oraron por mí, esa noche pude dormir después de mucho tiempo de no hacerlo a causa del dolor, de la preocupación porque había quedado con una deuda grande en el hospital y porque mis hijos no tenían qué comer.
Le dieron a mi niño la dirección de la Iglesia y él prácticamente me arrastró hasta el local, me senté en el último asiento por el mal olor que emanaba.
Aquel día hablaron de la Campaña de Israel, decidí lanzarme en esa fe, dije para Dios que si Él me curaba yo iba a servirlo toda mi vida. Así como estaba sacrifiqué. Perdoné y me bauticé en las aguas, la cura vino enseguida, mi salud fue restaurada, después recibí el Espíritu Santo y Él me dio paz, alegría, seguridad y dirección. Hoy mis hijos son profesionales y tengo mis negocios. «
Dios hizo la diferencia en mi vida.
•• Sra. Mery Vegas