Ayunar es el acto de rechazar cosas de este mundo material, tales como: líquidos, alimentos, músicas, contenidos televisivos, internet y conversaciones inapropiadas. El ayuno, cuando realizado por un cristiano, lo fortalece en sus batallas y le da condiciones para seguir en la caminata de la fe.
Y como el principal objetivo del ayuno es espiritual, la calidad también debe ser observada: permanecer en espíritu, meditar en la Biblia y absorber contenido espiritual, son cosas esenciales para alcanzar más fuerza para el cuerpo espiritual.
¡Usted ya conoce el Ayuno de Daniel! Él envuelve en su esencia el hecho de desligarse de las informaciones inútiles y todo lo que nos distrae, y por lo tanto, nos quita el enfoque, principalmente cuando la persona quiere recibir el Espíritu Santo, cuando quiere estar más cerca de Dios.
Lea Isaías 58: 3-11 y sepa más sobre el asunto.
En este pasaje bíblico, Dios le mostró al pueblo el motivo errado por el cual ellos ayunaban, eso quiere decir que, cualquiera puede hacer un propósito espiritual con la intención equivocada, por lo cual muchos quedan sorprendidos porque no obtienen el resultado que desean… Usted debe cuestionarse: “Yo tengo que recibir el Espíritu Santo, pero ¿cuál es mi intención?”.
En otras palabras, ¡Usted, ¿para qué quiere el Espíritu Santo?”!
Debe enfocarse:
El acto de ayunar no es apenas privarse de alimentos, sino también actuar con justicia y bondad con todos, principalmente llevar las buenas noticias del Evangelio que hay en el Señor Jesús a los afligidos y oprimidos por las fuerzas del mal. Y la única forma de hacer eso es llevando la Palabra de Dios para ellas.
El Ayuno que Dios quiere es el de desatar las ataduras de la impiedad. Cuando usted deja que Dios le use para liberar a una persona, usted está haciendo el ayuno que Dios escogió.
La infelicidad era producto del gran vacío que tenía
Era una persona triste y vacía; me refugiaba en el trabajo intentando llenar ese vacío, pero nada era suficiente. Tenía un temperamento fuerte y guardaba resentimiento contra mi esposo. Tenía problemas espirituales , insomnio y pesadillas.
Un día mi hermana me invitó a la Iglesia Universal, pero no lo llevaba en serio, hasta que un día preste mucha atención cuando el pastor habló de la transformación que experimenta el ser humano cuando recibe el Espíritu Santo, entonces, supe que a pesar de haber conquistado varias cosas por la fe, me faltaba lo más importante, porque yo no tenía paz, felicidad, alegría, ni nada que llenara el vacío tan grande que sentía.
Entonces le dije a Dios que no aceptaba más vivir así. Oportunamente comenzó el Ayuno de Daniel, decidí hacerlo; perdoné, me perdoné, me levantaba en la madrugada a buscar el Espíritu Santo, iba más a la reuniones en la Iglesia, me aparté de todo lo que no le agradaba a Dios.
Me entregué por completo a Él, empecé a obedecer Su Palabra, me arrepentí de todo lo malo que hice, me bauticé en las aguas, mi forma de ver a las personas y la vida cambió. Pasé a buscar el Espíritu Santo y cuando lo recibí supe que también había recibido entre algunas características, paz, amor por aquellos que viven lejos de Dios, alegría y todo lo que necesitaba para alcanzar una vida plena en todos los sentidos. Mi matrimonio y familia fueron restaurados, puedo guiar a mis hijos y lo más importante, tengo a Dios en mi vida y Él cuida de todo.
•• Sra. Jaqueline Anchundia