¿De qué le servía a Nicodemo tener profundos conocimientos de la Ley y de los Profetas, si le faltaba el nuevo nacimiento?
El conocimiento de la Palabra de Dios sin su práctica no es suficiente. Pero para practicarla, él necesitaba ser nacido del Espíritu.
Dios “nos ha habilitado para ser ministros de una Nueva Alianza no de la letra sino del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu vivifica.” 2 Corintios 3:6
Sin el nacimiento del agua y del Espíritu Santo, no existe la más mínima chance de que sobreviva la fe en este mundo. Y si no vence al pecado del mundo, ¿cómo salvar su alma?
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