La alianza hecha entre el ser humano y Dios debe ser incondicional, eso significa que no pueden existir condiciones de la parte humana.
Innumerables son las personas que desean cambiar la situación en la que se encuentran, sin embargo, no hacen nada para salir de aquel estado de confort.
Un ejemplo de perseverancia y dependencia hacia Dios fue el de Abraham, quien a pesar de tener una edad avanzada, no se dio por vencido hasta obtener la bendición de Dios.
Abraham Aceptó los términos de la alianza con Dios y los puso en práctica. Aceptó el reto de obedecer Su Palabra y así lo hizo. Su obediencia incondicional era la prueba de la dependencia del Altísimo.
“Aconteció que después de estas cosas, Dios probó a Abraham, y le dijo: “¡Abraham!” Y él respondió: “Aquí estoy.” Y Dios dijo: “Toma ahora a tu hijo, tu único, a quien amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que Yo te diré.” Abraham se levantó muy de mañana, aparejó su asno y tomó con él a dos de sus criados y a su hijo Isaac. También partió leña para el holocausto, y se levantó y fue al lugar que Dios le había dicho” (Génesis 22:3)
En el versículo citado, podemos ver que Abraham, no cuestionó a Dios, ni mucho menos se negó a ofrecer en Holocausto su único hijo.
Abraham estaba siempre dispuesto a escuchar la voz de Dios y a obedecerla, aún sabiendo que perdería aquello que tanto amaba, su hijo.
Esta es la fe práctica que trae beneficios y cambia la vida de las personas que creen y confían en la Palabra de Dios.
Abraham fue realmente la propia bendición, esto no quiere decir que él no estuvo libre de pasar por problemas a causa de su fe sacrificial, sin embargo, en aquellos desiertos por los que pasó, él obtuvo más fuerza para afirmar su fe en Dios. La falta de este tipo de fe a llevado a la mayoría a naufragar en la vida cristiana.
Abraham fue la propia bendición, aprendió a vivir por la fe en los desiertos. Ante cada tribulación, tenía que perseverar y a cada perseverancia lograba una experiencia; y a cada experiencia una nueva esperanza.
Amigo lector, sepa que para ser la propia bendición, es necesario que usted tome una actitud y aprenda a depender de Dios, teniendo una fe sacrificial, pues sólo así usted podrá cambiar la historia de su vida.