«He puesto Mi arco en las nubes como un signo de Mi alianza con la Tierra. Cuando Yo cubra la Tierra de nubes y en ellas aparezca el arco, Me acordaré de la alianza que he establecido con ustedes y con todos los animales, y las aguas del diluvio no los volverán a aniquilar. Cada vez que aparezca el arco entre las nubes, Yo lo veré y Me acordaré de la alianza eterna entre Dios y todos los seres vivos que habitan la Tierra. Estará el arco en las nubes, y lo veré, y Me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, con toda carne que hay sobre la Tierra». Génesis 9: 13-16
¡Mire como es la fidelidad de Dios! Él no tiene problemas de memoria, no necesita recordatorios, pero insiste en poner una señal para que siempre quede claro que no hay posibilidad de que Él no cumpla Su Palabra. El arco celeste nos muestra que la Palabra de Dios no envejece y no falla. Y lo que fue prometido en el principio de Génesis aún se continúa cumpliendo y si Él no olvida lo que prometió hace muchos años atrás, tampoco olvidará ninguna de Sus promesas.
Este es el arco celeste, el Arco de la Alianza del Dios Vivo. A medida que un avión va subiendo, descubrimos cómo se ve el arco desde el cielo. Desde el suelo vemos sólo un semicírculo, debido a la curvatura de la Tierra, pero desde arriba, desde el punto de vista de Dios, es un círculo completo, ¡como una alianza!
Esta alianza, Dios la hizo con la humanidad hace mucho tiempo, esto nos demuestra que sus promesas son eternas, así también debe ser nuestra fidelidad para con Él, no importa hace cuanto tiempo hayamos hecho el primer pacto, no importa lo que haya sucedido por el camino. Para nosotros, tiene que ser como si nuestro casamiento con el Señor Jesús hubiese sido ayer. Porque la Palabra empeñada en el Altar no envejece.
El arco celeste nos muestra que la Palabra de Dios no envejece y no falla. Y lo que fue prometido en el principio de Génesis aún se continúa cumpliendo.