Vea lo que el Señor Jesús les dijo a Sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. Mateo 6:25
El alimento es importante para la vida, pero el Espíritu Santo es esencial para ella. La ropa es importante para el cuerpo, pero el Espíritu Santo es esencial para él. Una cosa es estar vivo y otra cosa es tener vida. Y el Espíritu Santo le trae vida a quien está vivo. La ropa cubre el cuerpo protegiéndolo del frío, del calor, del viento, pero no puede protegerlo del mal. Entonces, ¿de qué sirve tener un cuerpo lindo y bien vestido, pero estar desprotegido por no tener el Espíritu del Dios Altísimo como Habitante de ese cuerpo?
El Señor Jesús, viendo la preocupación de las personas por atender sus necesidades físicas (que no dejan de ser importantes), mostró qué es lo realmente esencial para el ser humano, cuando dijo: Mas buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Mateo 6:33
Este reino está dentro de nosotros y de todos los que fueron poseídos por el Espíritu Santo, y quiere estar dentro de usted. Si a causa de tener las cosas materiales usted hizo lo que hizo, ¿qué sería capaz de hacer para tener el Espíritu Santo?
Nada en esta vida, material o espiritual, puede ser alcanzado sin sacrificio. Un ejemplo es la parábola del tesoro escondido en el campo. El hombre que encontró el tesoro tenía muchas posesiones, y estas no vinieron a él de manera fácil. Él tuvo que sacrificar para tenerlas. Pero cuando encontró El Tesoro, entendió que para tener “Aquel Tesoro”, que simboliza al Espíritu Santo, tendría que renunciar a todo lo que había conquistado por medio del sacrificio. Sacrificando, así, todavía más.