Hoy, después de la ceremonia en el Templo, no paraba de pensar sobre el celo que debemos mantener en ese santo lugar y el temor que todo el pueblo debe tener cuando va hasta él.
Entre todas las personas en la época de Moisés, el Cohen Gadol (Sumo Sacerdote) era el único que podría entrar en el Kodesh HaKodashim (Santísimo Lugar). Y él podía hacerlo solo una vez al año, en el Yom Kippur (Día del Perdón).
Me imagino cómo se preparaba ese hombre mortal para ese día. Era su único día. El día de su encuentro con el Altísimo. El día en el que finalmente contemplaría el Arca de la Alianza. El día de su casamiento con el Señor.
Seguramente mandaría a hacer la mejor vestidura sacerdotal para ese día. El blanco de su vestidura resplandecía la sinceridad de su corazón.
El animal para el sacrificio era la mejor ofrenda que él ofrecería en el Altar del holocausto. Los panes para la mesa eran hechos con la mejor harina. Las especias para que el incienso fuera presentado en el Altar de oro eran finísimas. El aceite para que fuera quemado en el candelabro era el más puro de todos. En fin, ¡ese día todo era hecho de una forma noble para un Dios noble!
Así es una novia el día de su casamiento. La preparación es intensa y todo tiene que ser impecable. Es el día que tanto esperó para finalmente sellar la Alianza en el Altar con su amado.
Si procedemos así delante del Altísimo, ¿no es cierto que Él también nos concederá el mayor de todos los tesoros, el placer y el privilegio de poder estar delante del Arca de la Alianza y consecuentemente recibirla en nuestro interior?
Lamentablemente, muchos no hacen el menor esfuerzo para presentarse con lo mejor delante del Altísimo. Desde la vestimenta, el horario de llegada al templo, la ofrenda presentada en el Altar, todo muestra la intención en el corazón de la persona.
¿Usted quiere recibir el Espíritu Santo? Prepárese como una novia se prepara para su novio. Puedo imaginarme al Sumo Sacerdote saliendo del Santísimo Lugar con el alma rebosando de paz y alegría, diciendo: ¡Ah! ¡Qué Día!
"… porque Yo honraré a los que Me honran, y los que Me desprecian serán tenidos en poco." 1 Samuel 2:30