Si le preguntamos a los millonarios de la actualidad cuál es el secreto del éxito, cada uno dirá una cosa: disciplina, determinación, valor, enfoque, etc. Ellos no están mal, pero a pesar de tener muchas conquistas les falta el ingrediente principal de la victoria.
La Biblia, por otro lado, muestra que los hombres de éxito tienen el mismo secreto en común.
Gedeón, por ejemplo, fue revestido por el Espíritu del Señor y, con trecientos hombres, venció a un ejército de ciento ochenta y cinco mil personas. David era un joven inexperto, pero la Palabra de Dios dice que él hirió a un león, un oso y venció a un gigante, porque el Espíritu del Altísimo se apoderó de él.
Salomón es otro ejemplo, pues se volvió rey de Israel con menos de veinte años y su primera actitud fue buscar ser lleno del Santo Espíritu. Al ofrecer mil holocaustos el Señor lo bendijo con sabiduría, conocimiento y le dio hasta lo que no pidió: riquezas y paz.
La receta de la victoria de los héroes de la fe se resume en ser llenos del Espíritu de Dios. Todos tienen sus límites, pero cuando la persona tiene Su Espíritu puede ser analfabeta, sin embargo, si tiene una empresa la guiará como si fuera el mayor director del mundo. Su mente será diferente y el Espíritu Santo la capacitará.
¿Cómo actúa el Espíritu Santo?
Vamos a hacer una comparación, si un espíritu maligno al entrar a un cuerpo lleva a aquella vida a la ruina, miseria y derrota, el Espíritu de Dios la lleva al éxito, potencializa su visión, le da fuerza, una estructura diferente, claridad en las decisiones y hace soportar la presión más, que una persona común.
Donde está ella está el propio Dios, el mismo poder que operó en Jesús, que hablaba con el viento, el mar y éstos obedecían, que multiplicaba, empieza a operar en su vida. Él es la mayor riqueza que alguien puede recibir, pues además de prosperidad tendrá paz, equilibro y certeza de la Salvación.
Continuidad
Una persona llena del Espíritu Santo es una fuente, no deja de fluir aunque intenten detenerla, pues dentro de ella hay un Espíritu infinitamente mayor que cualquier lucha.
Por otro lado, la Biblia dice: “No apaguéis al Espíritu” (1 Tesalonicenses 5:19). Cuando la persona actúa la fe es como si ella estuviera inmovilizando y desperdiciando todo ese poder. No es suficiente ser lleno del Espíritu Santo, tiene que tener fe para ponerlo en práctica, tener valor. El Espíritu de Dios también no viene sobre una persona acomodada, ella tiene que ser alguien que se indigne y que no puede vivir una vida de pecado. Primero usted se limpia, se adecua al mundo de Él, entonces Él le llena y hace la diferencia por medio de usted.
Pensaba que el éxito nunca llegaría a mi vida, pero con Dios superé todo
“Desde joven buscaba el éxito, pero nada funcionaba. Crecí siendo una persona insegura y la relación con mi familia no era buena. Desde los seis años la danza me había ayudado a sublimar, pero se me hacía difícil seguir. A los quince años empecé a dar clases de danza, pero no tenía objetivos ni proyectos.
Estudié psicología e iba perdiendo materias. De noche no dormía porque mi mente no estaba tranquila, era frustrante, no tenía ganas de trabajar, tampoco de estudiar, ni siquiera bailar me daba satisfacción.
Cuando nada sale bien…
Conocí la Iglesia Universal y participando de la Nación de Vencedores, descubrí el ingrediente que necesitaba mi vida para vencer.
Empecé a despertar sueños, a creer en Dios y en mí misma. Encontré a un hombre con el que puedo compartir mi vida.
Me puse metas, mi mente cambió a través de la fe y de la perseverancia. Primero logré mi propia escuela de danza, ahora tengo otras dos. Cada año aumentan los alumnos aún en medio de la crisis.
Me he convertido en una mujer que, en medio de situaciones difíciles busco a Dios, no me imaginaba que fuera posible vivir la vida que tengo hoy. Muchos no apuestan a lo artístico porque piensan que no tienen futuro y renuncian a sus sueños. Pero yo tengo que rechazar trabajo porque no me alcanza el tiempo”, dice Malvina.
¿Quiere saber más sobre este y otros temas? Participe en la Nación de Vencedores que se realiza todos los lunes en el Templo de la Fe. Av. de Las Américas 305 norte de Guayaquil. Los horarios son 7H, 10H, 12H, 15H y especialmente a las 19H