¡Buen día, obispo Macedo!
Hace 2 años y 6 meses volví a ser un guerrero para Dios, pues me había apartado de esta obra y sufrí como un ratón en la mano de un gato, comí del pan en el que el diablo se sentó. Primeramente fueron los vicios, principalmente el alcohol y las películas pornográficas. Casado hace casi 25 años, no me satisfacía solamente con mi esposa, tenía que tener otras formas de satisfacerme sexualmente, casi me separé a causa de la rebeldía y la desfachatez.
La vida económica estaba reducida a polvo, mientras que yo todavía estaba en la iglesia firme. Fue lo que hizo que me apartara del Señor Jesús, pues el diablo sembró, a través de parientes cercanos, que estaba mal que Le reclamara a Dios sobre la vida económica y, por prestarles atención, fui a la quiebra. Después de ser obrero durante 8 años, desde que usted vino a inaugurar la catedral de la Av. Sete de Setembro hasta el 2006, logré vivir por la fuerza de mi brazo, pensaba que había conocido a Jesús, pero en realidad estaba solo convencido de Jesús.
Obispo, sufrí mucho, fueron más de 5 años apartado. De vez en cuando lograba ir a la iglesia, pero no permanecía por la vergüenza de haber sido obrero. Después de muchas fiestas, logré volver durante unos meses a la iglesia e incluso volví a evangelizar. Fue entonces cuando el diablo se levantó y mató a mi hermano menor de 3 tiros en la cabeza y en el pecho. No aguanté el batacazo y caí de nuevo. Solo tomaba y lloraba, pues él era mi hermano amado. Después de un año, mi padre murió víctima de varias enfermedades, era casi imposible que yo me levantara nuevamente. A finales del 2011, entré en su blog y leí este mensaje: "No elegimos venir al mundo, pero tenemos el derecho de elegir dónde vivir la eternidad".
Algunos días después, mi esposa sufrió la rotura de un aneurisma, que significa muerte instantánea o casi. Cuando recibí esta noticia, clamé en mi angustia y el Señor Jesús me respondió. Fueron los 30 días más largos de mi vida, vivía de casa al hospital, del hospital a la iglesia, realizando el tratamiento con muchas luchas y contando con la ayuda de los pastores de la Universal.
Cuando los médicos dijeron que ella podría morir o, si vivía, tendría muchas secuelas y estaría vegetando, además de tener que tomar 12 tipos de remedios por el resto de la vida, me acordé de cuando usted vino aquí a Curitiva y dijo que todo era posible al que cree y que Dios era fiel para hacer que lo imposible suceda. No hice caso a lo que los médicos decían, creí en la Palabra de Dios, dicha a través suyo. Mi vida estaba 100% en las manos de Dios, entonces sucedió el milagro: mi esposa fue curada; me liberé de toda inmundicia de este mundo podrido; volví a evangelizar, conquistamos una vida bendecida. Claro que nunca más voy a conformarme con la vida limitada, pues sé que Dios puede darme mucho más. Mi esposa hoy no usa ningún tipo de remedio, fui levantado a obrero nuevamente, después de haber sido liberado, y mi esposa también fue levantada a obrera, ahora en enero, el día 19/01.
Estamos haciendo la obra de Dios aquí en Curitiba, en la sede regional de Santa Rita. Me arrepiento de haberme apartado, pues creo que, si hubiera permanecido, hoy sería un pastor de la Universal, pues era y siempre será mi mayor sueño. A pesar de mi edad de 42 años, guardo este sueño dentro mío y solo lo revelo ahora aquí.
El día en el que usted vino aquí a Curitiva a inaugurar el terreno – que en breve será una obra maestra más de la Universal -, dijo que íbamos a tener mucho éxito y que nuevamente venceríamos todo y a todos a través de la fe y del sacrificio. Esta palabra me dio más coraje y determinación para invertir en mi sueño. Antes, mi esposa estaba en contra, pero después de que se convirtió, hacer la obra pasó a ser su sueño también. Creo que Dios estará siempre en el control de mi vida y, a través de usted, de los obispos y pastores de la Universal, siempre estaré en novedad de vida y viviendo los milagros descritos en la Palabra.
Con certeza mi familia y yo estaremos en la inauguración de la Catedral de Curitiba.
Abrazos a usted y a todos los obispos de la Universal en Brasil y en el mundo. Gracias una vez más por existir y por ayudarnos a vencer nuestros mayores miedos y dudas.
Edson