Muchos desde temprana edad tienen sueños personales. Existen sueños que se tornan una maldición. Pero, también hay sueños que Dios coloca dentro de las personas, sueños de los que no se desiste, sueños, por los que da todo de sí y cuando lo conquista recibe una gran bendición.
Tal vez usted se preguntará: ¿Cómo puedo saber si el sueño que tengo es de Dios o no? La respuesta es muy sencilla, ¡DISPOCICIÓN! cuando el sueño es colocado por Dios esxiste esta actitud.
Cuando no se tiene disposición, la persona no lucha, tampoco sacrifica ni persevera. “José tenía diecisiete años y cuidaba los rebaños con sus hermanos. Les ayudaba a los hijos de Bilhá y de Zilpá, las esposas de su papá. José le contaba a su papá los males que hacían sus hermanos.” (Gn. 37:1) José era un hombre fiel, él no aceptaba las cosas erradas, desde muy pequeño fue fiel en todo lo que hacia. En los días de hoy son innumerables las personas que quieren obtener algo de una forma equivocada, es decir, mintiendo, engañando y estafando a las personas a fin de cumplir lo que se propusieron.
Cuando la persona tiene un sueño que proviene de Dios, no acepta engaños, mentiras, incluso, si tiene que sacrificar su propia voluntad a fin de realizarlo, lo hace.
“José tuvo un sueño, se lo contó a sus hermanos y ellos lo odiaron todavía más… Después José tuvo otro sueño y también se lo contó a sus hermanos. Les dijo: —Miren, volví a tener otro sueño: el sol, la luna y once estrellas me hacían reverencias” (Gn. 37:3-9)
José fue vendido por sus hermanos como esclavo, él pudo haber renunciado a sus sueños de grandeza, pero no lo hizo, aunque lejos de su familia, de esclavo pasó a ser gobernador de Egipto.
El diablo busca impedir que los sueños que son de Dios se realicen, sin embargo, nada impidió que los sueños de José se realicen.
No importa si hoy usted no tiene condiciones para realizar aquel sueño, no hay nada ni nadie que le impida realizarlo.
No desista, nadie puede apagar un sueño que el propio Dios le dio.
¡Luche, persevere y conquiste aquello que Dios le reveló!