La mayoría de las veces, la noticia de que el estado clínico de un paciente es irreversible, puede causar sorpresa y tristeza en la persona y sus familiares, porque significa que se han agotado todas las posibilidades de que la persona se sane y vuelva a ser la misma.
Cualquier procedimiento que se realice ya no tendría resultado y surgen conflictos: por un lado, el paciente con gran sufrimiento, por otro, la familia necesita fuerzas para sobrellevar la situación.
LA FAMILIA
Dentro de la familia, el enfermo puede ser el padre, la madre, un hijo, uno de los abuelos, una hermana…, independientemente de quién sea, el efecto psicológico de la palabra “irreversible” es devastador para quienes viven la realidad de cerca.
Para todos los miembros de la familia, y no solo para el que está enfermo, se presenta como una dolorosa sorpresa, un duro golpe; implica cambios en la vida cotidiana, nos obliga a tomar decisiones a veces difíciles.
De hecho, en esos momentos, el papel de la familia del paciente es fundamental e indiscutible, el comportamiento de ellos puede influir de manera positiva o negativa en el estado del paciente.
Tristeza, miedo, rabia, indignación y culpa son emociones comunes en esos momentos. Esto generalmente ocurre porque la falta de esperanza nos lleva a tener emociones negativas y de pesar. Pero donde termina la fuerza humana, comienza la fuerza de la fe.
La palabra “irreversible” se presenta como una dolorosa sorpresa, un golpe que cuesta mucho sobrellevar.
“UN ACCIDENTE DE TRÁNSITO DEJÓ UNA SECUELA ‘IRREVERSIBLE’ EN MÍ”
El peor momento de mi vida sucedió cuando sufrí un accidente, que causó graves daños irreversibles en mi columna vertebral. Esto me provocaba intensos dolores que me impedían estar sentada.
De esa manera estuve viviendo por dos años con fuertes dolores. Iba a las terapias, pero nada funcionaba. Me encontraba deprimida y sin rumbo hasta que me invitaron a participar en la iglesia Universal. Perseverando los martes por mi sanidad, logré revertir ese diagnóstico.
Además, poco a poco, empecé a entregar mi vida a Dios y a usar mi fe para poder ver lo Sobrenatural en mi vida. Hoy estoy completamente sanada.
>>Juliana Rodríguez