Cuando Dios instituyó el matrimonio, le definió al hombre un fundamento que contraría completamente la lógica matemática:
“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24).
Ese es el principio de unidad que —cuando existe dentro de la relación— hace que la pareja sea indestructible, es decir, inseparable.
Tal vez, usted ya se casó desde hace tiempo, pero se da cuenta de que aún ha faltado esa unión de pensamientos y propósitos entre su pareja y usted. Ustedes viven bajo el mismo techo, pero caminan en direcciones opuestas. Están juntos físicamente, pero separados emocionalmente.
Y por esa razón las diferencias de temperamento y personalidad, que son naturales entre la pareja, han sido suficientes para causar peleas, discordias, división, celos y malentendidos. Si ustedes no logran…
– definir objetivos juntos; vencer las luchas; caminar en la misma dirección; tomar decisiones juntos; ponerse en el lugar del otro; y piensan en el divorcio.
Es porque aún no se han convertido en uno solo. Mientras que esto no suceda, el matrimonio será vulnerable y, fatalmente, estará condenado al fracaso.
En la Terapia del Amor, estaremos tratando sobre este y otros temas, para que las parejas aprendan a convertirse en uno solo y, así, logren definitivamente la realización en la vida amorosa.
“Ahora hay unión, respeto y sobre todo confianza”
En el matrimonio de Yésica y Leandro reinaban los pleitos y las discusiones.
Ellos no sabían qué hacer para restaurar el matrimonio que los vicios, engaños y mentiras habían destruido hasta que llegaron a la Iglesia.
“Dios hizo un cambio muy grande en nuestras vidas. Se restauró la familia, ahora hay unión, respeto y, sobre todo, confianza. Nos pudimos casar y estamos más que bendecidos. Dios restauró toda nuestra vida familiar y económica”, comenta Yésica.
Ambos están felices de haber encontrado la solución que tanto anhelaban, ya que en donde antes reinaban los pleitos hoy hay amor y comprensión.
Todos los jueves a las 7h, 10h, 15h y especialmente 19h, en la Av. de Las Américas 305, al norte de Guayaquil o en la Iglesia Universal más cercana a su hogar.