En la ley de la física, para mover un objeto, cuerpo o masa, se debe aplicar una fuerza mayor al peso del objeto. Por ejemplo: si usted quiere mover una silla de 10 kg, deberá aplicar, por lo menos 10.1 kg de fuerza. Si aplica solo 10 kg, la silla no se moverá, así sucede con cualquier cuerpo; para moverlo, tiene que aplicar una fuerza superior a su peso.
En la vida también es así, para todo lo que usted quiere cambiar de lugar, quitar de su actual estado, es necesario usar una fuerza mayor a la que ese problema puede ofrecerle.
El usar sólo un “poco” de fuerza es la razón por la cual su vida cambia por cierto tiempo, o sea, logra dejar algunos vicios, deja de hacer las cosas equivocadas, pero esto sólo es por cierto tiempo, luego de eso, vuelve a hacer nuevamente las cosas mal, y eso sucede porque no aplicó una FUERZA MAYOR.
Donde usted coloque mayor fuerza, es ahí donde usted vencerá.
Dos cosas usted necesita:
La primera; dejar los pensamientos equivocados. “Ninguna tentación es más grande de lo que podamos soportar, Dios es él y no permite que el pecado sea más grande que nuestra fuerza de resistir”.
Muchas personas se convencen de que es imposible dejar de mentir, pronuncian palabras de derrota, dicen que es demasiado difícil y ni lo intentan. Usted debe cambiar su manera de pensar; eso sólo será posible si Usted aplica una fuerza mayor que su problema.
La segunda cosa; Resistir.
“Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado…” Hebreos 12:4.
¿Qué es resistir hasta la sangre?
Sabemos que la sangre es vida, entonces debemos resistir hasta nuestro último minuto de vida colocando toda la fuerza necesaria para vencer al pecado. Dios quiere que usted venza las tentaciones y todas las cosas que están mal, haciendo un gran esfuerzo de su parte para negar su voluntad.
Si usted hace estas dos cosas su vida cambiará, claro que ese cambio no se dará de la noche a la mañana, ese cambio implica sacrificio, negación y resistencia.