El Espíritu Santo es la tercera Persona de la Santísima Trinidad, aunque eso no quiere decir que esté en tercer lugar en la Divinidad.
El Pade es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios. Más allá de todo eso, el Espíritu Santo nos llena de alegría y de paz, habitando con nosotroso y manteniendo comunión con Su pueblo, a través de los milagros y maravillas realizados en nuestro medio, dada Su onnipotencia, onnipresencia y onnisciencia.
Por lo tanto, el bautismo con el Espíritu Santo y la alianza con Él son indispensables para los que desean alcanzar la Salvación Eterna.
Participe los domingos en la Concentración de Fe y Milagros, en esta reunión entenderá la necesidad que el ser humano tiene de recibir el Espíritu Santo, Quien guiará sus vidas y brindará el poder para vencer las dificultades.
Peleaba con mi esposa todos los días
Antes de formalizar mi noviazgo, ya teníamos muchos problemas. Discutíamos constantemente por cosas muy pequeñas y sin importancia. Aún teniendo tantas peleas, la relación continuó y tiempo después nació nuestra hija. Aquí fue donde tomamos la decisión de casarnos y formar una familia bajo la bendición de Dios, pero esto no cambió el ambiente de problemas que ya teníamos.
Lo peor de todo era que nosotros ya concurríamos a las reuniones en la iglesia; sin embargo, nunca poníamos en práctica lo que estábamos aprendiendo.
Nuestro matrimonio empeoraba cada día que pasaba y nuestra vida económica decaía cada vez más, a tal punto que no teníamos comida para alimentar a nuestra pequeña. Los problemas económicos provocaron que terminemos viviendo de motel en motel, era una situación humillante porque no teníamos un lugar estable donde vivir.
No había paz en nuestro hogar y en varias ocasiones pensamos en separarnos. Aquí fue donde nos dimos cuenta que habíamos caído en el fondo del pozo. porque llegamos a un punto de no soportarnos más.
En este momento decidimos que realmente necesitábamos buscar ayuda. Comenzamos a aplicar todo lo que aprendíamos en la Palabra de Dios. Pasamos a participar en las reuniones con el objetivo de conocer realmente al Señor y los cambios no tardaron en verse. Dentro de mí había otra perspectiva, mi fe en Dios se fortaleció y mi hogar fue restaurado. Hoy nuestra vida económica está bendecida, ya que puedo proveer lo mejor para mi familia. En mi hogar existe amor, armonía, unión y somos una familia muy feliz. En la Iglesia Universal fue donde logré obtener la familia que tanto anhelaba.