Josué,
Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que Yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie…
Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.
Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que Mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este Libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. Josué 1:2-9
Cuando veo a alguien diciendo que estaba tan feliz por el encuentro con el Señor Jesús y que esa felicidad se evaporó cuando un caído en la fe sembró una palabrita de duda e hizo que aquella felicidad se borrara, me da un odio violento contra ese espíritu perturbador.
Es el caso de Fernanda, que dice:
Hola obispo, ¿todo bien?
Soy de la Universal hace dos años, pero viviendo en la fe hace 7 meses.
Estoy casada con un ex obrero hace un año.
Tuve el encuentro con Dios el 26 de septiembre de 2015, el miércoles, Noche de la Salvación, ministrada por el obispo Fernando Luis. Fue inexplicable la experiencia que tuve con Dios y la certeza del Espíritu Santo dentro de mí. Me fui liviana, con una alegría inconmensurable, con la certeza de que había encontrado a Jesús. Ah, ¡qué día!
No le dije nada a mi marido al respecto de la experiencia que había tenido con Dios aquella noche. Pasaron algunas semanas y sucedió que discutimos al respecto de la fe. Y, por más que él no esté firme, siempre quiere mostrar que conoce más las cosas y las personas de la iglesia.
Y ese día me dijo: “Cuando nazcas de Dios y tengas el Espíritu Santo entenderás”.
¡Ah, obispo! Esas palabras entraron en mi corazón.
En vez de atar a aquel diablo en mi intelecto, pensé si realmente había tenido un encuentro con Dios. A partir de entonces, vengo resistiendo contra ese sentimiento dentro de mí.
Estoy de cuerpo, alma y espíritu en este Ayuno de Daniel y tengo la certeza de que, antes de que vayamos al Monte Hermón, Dios confirmará Su presencia dentro de mí. Y no existirá diablo, ni nadie, ni yo misma que vaya a dudar de la Presencia de Él en mi interior.
Gracias Señor Jesús. Y gracias obispo, por los mensajes de fe y ánimo que no permiten que desistamos de aquello de lo que tenemos sed. La sed del Agua Viva. El Pozo es hondo y voy a continuar cavando hasta ser saciada.
Dios lo bendiga a usted y a toda su familia.
Fernanda, yo no sé si usted fue o no sellada con el Espíritu Santo.
Además, no tengo ninguna autoridad para identificar quién fue o no fue bautizado con el Espíritu.
Pero de una cosa estoy absolutamente seguro: solamente el Espíritu de Dios testifica, confirma y da las señales claras de que fuimos visitados por Él.
Pues como está escrito y determinado:
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Romanos 8:16
¡Por favor, Fernanda y “Fernandas”, no sean débiles con las señales evidentes del Espíritu de Jesús dentro de ustedes!
¡Prueben a los espíritus!
Con seguridad, el espíritu de su marido no es bueno.
Si lo fuese, él no estaría fuera de la Obra; si lo fuese, él no intentaría desanimarla…
Una de las lecciones que aprendí desde temprano en la vida por la fe es ser fuerte conforme la Palabra de Dios a Josué:
“Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.
Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que Mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este Libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. Josué 1:6-9
Ser fuerte significa mantenerse firme en la fe poseída. ¡Y jamás dejarse llevar por la opinión de los demás con respecto a lo que hay dentro de uno!
¡Fue Dios quien lo mandó a Josué a ser FUERTE Y VALIENTE!
Le correspondía solamente a él ser fuerte para no dejarse llevar por la opinión de quien quiera que fuera, así como también le correspondía solo a él ser valiente para tomar decisiones. ¡Eso era fundamental para la conquista de Canaán!
¿Por qué el Señor Jesús nos dio Su Espíritu? ¿Para cantar alabanzas?
¿Para hablar en lenguas? ¿Para contarles a los demás que tenemos el Espíritu Santo?
¡No! ¡Mil veces no!
¡Fue para que tuviéramos el poder de testificar de Su resurrección con fuerza y valentía!
… pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y Me seréis testigos… Hechos 1:8