El sueño de Dios en relación al ser humano es, a los ojos humanos, algo inalcanzable, pero por eso Él es el Autor de la fe, para darles a los que creen, a los que tienen disposición de practicar la fe, los sueños materializados en su vida.
Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí. Génesis 37:9
Si el sol, la luna y once estrellas se inclinaban delante de él, ¿qué es lo que en esta tierra no se inclinaría? Dios tomó algo grande, inmenso, para mostrarle a José la grandeza de lo que Él quería hacer.
¿Ya oyó la expresión “Quién te ha visto y quién te ve”? Pues bien, fue eso lo que le sucedió a José, al punto de que sus hermanos no lo reconocieran, por estar vestido del sueño de Dios. Pero José reconoció a sus hermanos, porque ellos eran los mismos después de tantos años.
Aunque José estuviera pasando por tantos problemas, traía dentro de sí la certeza de que tarde o temprano el sueño de Dios se iba a cumplir, incluso porque Dios no revela Su sueño para que la persona muera sin verlo cumplido.
La señal de que el sueño es de Dios es una certeza, una convicción dada por el Espíritu de la fe, ¡por eso nada ni nadie puede matarlo!
Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por Su buena voluntad. Filipenses 2:13
Dios da el sueño y el poder, que es la fe, para que ese sueño se realice. ¡Sin la fe es imposible tener la materialización del Sueño Divino!
¿Usted está seguro de ese sueño? ¡¡¡Entonces SIGA ADELANTE PORQUE EL ESPÍRITU DE LA FE ESTÁ CON USTED!!!