Cuando hablamos de amor al prójimo, no es un amor íntimo o físico. Es un amor por el alma de las personas.
Muchos se preguntan: ¿Cómo alguien puede amar a una persona sin conocerla? La razón es que ellos van hacia los necesitados con un objetivo que va más allá de entregar algo físico; el cual es salvar almas perdidas y traerlas a los pies de Jesús y ése es el mayor acto de amor que uno puede hacer por otra persona.
Las donaciones que muchas personas hacen para las labores que realiza la UNISOCIAL han hecho que sea posible ayudar a personas que muy aparte de la escasez económica han llevado una vida de sufrimientos, enfermedades, vicios y hasta deseos de suicidio y que gracias a este trabajo han conquistado la salvación de sus almas y la transformación total de sus vidas. Pero esto no es todo para quienes contribuyen con sus donaciones, pues Dios no desampara a quienes ayudan en la realización de su obra.