El corazón de su marido confía en ella, y no carecerá de ganancias.” (Proverbios 31:11)
En el versículo, puedes ver claramente la relación entre confianza y dinero. El corazón del marido, de donde vienen todas las emociones de preocupación, miedo y duda, confía en ella para administrar su dinero; es como si él no dudara de su habilidad para usar correctamente el dinero de la familia. Ella es responsable, es madura.
La confianza tiene que ver con la madurez y la responsabilidad. No puedes confiar en una persona que no tiene madurez porque sabes que no tomará las decisiones acertadas. Generalmente, la mujer que es inmadura no sabe cómo lidiar con sus responsabilidades y gasta su dinero movida por sus sentimientos en vez de por su razón.
Es inaudito el número de jóvenes que no quieren crecer y ser maduras. En realidad, a veces parece que hasta se esfuerzan para NO madurar. Quieren hablar y comportarse de la misma manera para siempre, como si así pudiesen detener el tiempo y permanecer jóvenes eternamente.
Es obvio que una persona que piensa así, jamás podrá ser la mujer virtuosa de Proverbios 31, pues se trata de la mujer virtuosa y no de la niña virtuosa. La Biblia siempre habla de mujeres de Dios, nunca de niñas de Dios, simplemente porque eso no existe. Cuando tienes un encuentro con Dios, creces, siempre estás cambiando, pasas a ver las cosas de una manera diferente y te conviertes en una nueva mujer. La madurez te hace pensar en las consecuencias de tus acciones. Dejas de actuar o hablar movida por impulsos o emociones momentáneas. Piensas en los problemas que tus acciones pueden acarrear. ¡Imagina si todas las jóvenes pensaran en las consecuencias de sus elecciones! Una cosa es segura, ¡sería el fin del problema de la existencia de tantas adolescentes embarazadas!
Cuando no piensas, alguien lo hace por ti y es así que eres esclavizada. Te transformas en la esclava de una vida llena de relaciones equivocadas y de un futuro sin esperanza que seguramente lamentarás.
Para que las personas confíen en ti, necesitan ver que eres capaz de pensar por ti misma. Tú no confiarías en alguien que cree en todo lo que los otros le dicen y que es fácilmente influenciada, ¿confiarías?
Al contrario de lo que dicen, no necesitas que los otros comiencen a confiar en ti para convertirte en una persona digna de confianza. La verdad es que todo comienza dentro de ti misma. Si quieres ser confiable, haz tu parte. Sé responsable. Sé madura. Piensa.
Eres capaz de decir si una persona es madura o no solo por su manera de hablar. Muestra seguridad al mirar directamente a los ojos mientras habla. Puede hasta ser tímida, pero siempre hace aquello que debe ser hecho y es responsable con sus quehaceres.