Amados hermanos míos, no os engañéis. Toda buena dádiva y todo don perfecto vienede lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación.” (Santiago 1:16-17)
Recuerdo que hace años escuché: “una cosa es ser engañado y otra cosa es auto engañarse”, y aunque al principio no entendí lo que quería decir esa frase, hoy tengo una idea clara de lo que significa.
La fe no tiene nada que ver con la religión y la religión no tiene nada que ver con Dios, ya que son precisamente las religiones las que separan a las personas. Hoy existen tantas religiones como culturas en el mundo.
Existen personas que por el simple hecho de frecuentar durante algún tiempo la Iglesia y quizás aprender algunas doctrinas comienzan a pensar: “yo soy de esta religión”, pero no se dan cuenta que en lugar de salir adelante y conquistar la bendición lo único que logran es perder el tiempo, en pocas palabras se engañan a sí mismas.
La Biblia nos relata que cuando uno de los ladrones que estaba junto al Señor Jesús el día de su crucifixión se arrepintió de sus fallos le dijo: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Él le dijo: En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso.” (Lucas 23: 42-43); el ladrón no tuvo la oportunidad de frecuentar a la Iglesia o de andar de una religión a otra, pero aún así él recibió la promesa que estaría junto a Jesús en el paraíso.
He aquí la respuesta a la pregunta de tantas personas que vienen a la Iglesia y ven que sus vidas no cambian. Conquistar la salvación, no es algo que se logra sólo por frecuentar una Iglesia “X”, lo que hace a una persona salva es el conocer de verdad al propio Dios.
Cuando usted conoce a Dios su vida cambia de una manera en donde hasta las personas que están cerca de usted pueden notarlo, su aspecto físico es otro, su espíritu está siempre vivaz y alerta, su familia es unida y feliz, en pocas palabras su vida cambia para ser OTRA vida y ese cambio es tan notorio que no puede pasar desapercibido.
Cuando salgo a evangelizar puedo ver decenas, centenas y millares de iglesias para todos los gustos y colores, entonces esto me dice que lo que le falta a las personas no son Iglesias que trasmitan religiones, sino personas que entiendan que lo que salva no es la religión sino el propio Dios.
Pero eso nunca acontecerá a menos que usted comience a cambiar su forma de pensar.
Si su dios es un Dios vivo y poderoso, dueño del oro y la plata, por qué usted vive en la miseria.
Usted asiste a la Iglesia no para ser un fanático sino para ser salvo y tener una vida diferente.
La religión neutraliza a la fe, porque a través de ella las personas se acostumbran a la vida que tienen. Este año termina y quizás para algunos de ustedes no a habido gran diferencia de los años anteriores, pero eso no significa que debería ser así, en este 2015 propóngase conocer a Dios y cambiar de vida.