Millones de personas hoy en día en todo el mundo sufren de depresión. Esa realidad lleva a quien la sufre a vivir escondía ante situaciones inesperadas. Son personas que tienden a sentirse impotentes frente a los problemas.
La Biblia muestra, en el libro de Jueces, que el pueblo de Israel sufría debido a la opresión de los madianitas y de los pueblos de Oriente que saqueaban todos sus bienes y cosechas. Pero un hombre llamado Gedeón, cansado de esa situación, decidió terminar con esa humillación que vivía su pueblo, cosa que llamó la atención de Dios: “Y vino el ángel del Señor, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas.
Y el ángel del Señor se le apareció, y le dijo: el Señor está contigo, varón esforzado y valiente. Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Dios está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó el Señor de Egipto? Y ahora el Señor nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. Y mirándole el Señor, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo?” (Jueces 6:11-14)
Gedeón era un hombre indignado, él no se indignaba en contra de las personas, y si en contra de la situación por la cual estaba pasando. Él tenía dentro una fortaleza y utilizó aquello para vencer la realidad por la cual estaba pasando. Muchas son las personas hoy en día utilizan sus fuerzas para hacer cosas negativas, es decir, ella utiliza su fuerza para golpear a su esposa, a sus hijos, etc.…
La profunda expresión de indignación que tuvo Gedeón, en realidad, era fruto del cansancio de lo que había sufrido a la situación en que vivía.
Si en el pasado Dios hizo obras grandiosas para liberar a Su pueblo, mucho más hará en el presente para que su vida y la de su familia también cambien. Basta indignarse y creer en el cambio.