Tuve una infancia y juventud conflictivas; nací en un hogar roto, lleno de peleas, marcado por las adicciones. A los 13 años conocí el cigarrillo, la marihuana, la cocaína y el microtráfico, además de ir a discotecas y fiestas para sentirme bien.
Desarrollé muchos problemas psicológicos y mi madre me llevaba a consultas con especialistas. Todo empeoró cuando caí en depresión, pasé varios días en la habitación sin ducharme ni comer, empecé a escuchar voces y tener pesadillas.
No creía que pudiera resolver mis problemas, así que comencé a desear la muerte, e intenté ahorcarme bajo la ducha, pero no pude. Hice su segundo intento de suicidio; esta vez usé una medicación fuerte, porque quería morirme sin sentir dolor.
Nuevamente el intento de quitarme la vida no funcionó y allí supe que Dios tenía la solución para mi vida y que Él me resucitaría.
Así llegué a la Iglesia Universal, aunque el cambio fue difícil, quería dejar de sentir ese dolor. Obedeciendo lo enseñado en el Tratamiento para la Cura de los Vicios, deje atrás las drogas, las malas amistades y las discotecas. Hoy soy feliz, tengo paz, un matrimonio y trabajo exitosos.
•• Sra. Emanuely junto a su esposo.