” Me siento agotada pues son tantas las responsabilidades que me llego a sentir sin fuerzas para dar cuenta de todo. Ser esposa, madre, profesional y sierva de Dios me ocupa todo el tiempo. Ya intenté organizarme, distribuir mejor las actividades, en fin. Dura un tiempo, pero todo termina volviendo a como era. Mi trabajo exige alta concentración y tengo que dar cuenta de muchas responsabilidades. Cuando termina mi horario laboral voy corriendo a buscar a mis dos hijos al colegio. Mi rutina es de una ama de casa común: cocinar, organizar, limpiar, lavar, comprar. Por cuenta de ese trajín, no consigo hacer las cosas como me gustaría y me termino sintiendo culpable y un fracaso como mujer”.
Amiga, usted y gran parte de las mujeres se ven en ese dilema de la modernidad en el que las mujeres cargan pesos dobles o triples. A diferencia del hombre, que tiene una carrera profesional afuera; pero al llegar a casa se terminan los compromisos y él se puede relajar.
Alguien esparció por ahí que nosotras, mujeres, conseguimos hacer bien dos, tres, cuatro cosas al mismo tiempo y hemos sentido pena por eso.
Claro, que si su marido la ayudase en alguna cosa, principalmente en relación a sus hijos sería muy bueno; pues cuando hay una sobrecarga de servicio así, se debe contar con la colaboración de todos en casa. Eso no debe ser impuesto sino logrado por medio de la conciencia.
Como usted dijo, ese exceso de responsabilidad le trajo un agotamiento y una insatisfacción que le ha hecho mucho mal a usted.
Las personas agotadas y sobrecargadas tienden a rendir mucho menos y a un alto costo: la propia salud. Ellas comienzan a trabajar sin placer y totalmente fatigadas, al punto de que cosas que son muy placenteras como cocinar para la familia y cuidar de los niños pequeños; se vuelven un peso.
Sugiero que usted revea todas sus actividades y vea lo que realmente le roba energía y le causa molestia.
1. Si es posible, disminuya sus horas de trabajo porque a veces es mejor ganar menos y estar bien interiormente que tener dinero para comprar cosas que no traen satisfacción duradera.
2. Otra cosa: ¿Cuál es su objetivo de vida? ¿Criar bien a sus hijos? ¿Ser una excelente profesional? ¿Ser una excelente esposa? No siempre conseguimos todo lo que queremos por eso tenemos que establecer metas y hacer tiempo para ellas. Teniendo en mente su propósito, elimine las cosas innecesarias.
3. Tenga un tiempo solo suyo aunque sea pequeño. Cuide de las plantas, camine en la arena, tome sol, lea un buen libro, haga artesanías, converse con personas queridas, etc.
Las luchas, las responsabilidades, las quejas de las personas muchas veces nos dejan el tanque vacío y con una sensación de agotamiento. Difícilmente el otro entiende que tenemos un límite, ¿no es cierto?
Por eso, debemos priorizar sobretodo la vida espiritual, pues cuando estamos bien; encontramos alivio y descanso en la misma dimensión.
Para finalizar, me gustaría hablar sobre una invitación irrefutable que les hizo el Señor Jesús a los que se encontraban cansados y sobrecargados.
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:28-29)
Es tan difícil encontrar a alguien que nos quiera ayudar en la lucha de la vida a cargar peso, pero es eso que nuestro Señor Jesús nos ofrece.
Usted no va a querer cargar todo el peso sola, ¿no es cierto?
Nos vemos en la próxima semana. Hasta la próxima.